3 ¿i Junio do Í8S4. EL DEFENSOR M ORAN VDA. Pái;. núin. 5. El Vízco y Melgares. Tomamos los siguientes párrafos do una notable carta que, referente al bandolerismo en Andalucía, ha diluido á El Imparciah y este colega publica, un antiguo avecindado de la provincia de Córdoba: Dos años hace ya que vivimos de milagro, y no sé como aun tenemos valor para no re- j negar de la vida civilizada y sus esplendo- \ res. Dos años hace que el Vízco del Borge y Melgares, famosos por sus criminales hazañas, recorren tranquilamente lis comarcas fronterizas de Córdoba, Granada y Málaga, campando por sus respetos, entre la admiración de las gentes áei campo, que ven en esos hombres á los dignos sucesoiesde Z¿marrilla y Juan Caballero. Tentado estoy por aventurar que, andando los tiempos, la generosidad del Visco y de Melgares pasará á ser U n legendaria come la de José María, y tan alabada por estos pobres \ ignorantes paisanos mios, que se sienten movidos á dedicarles alguna estatua con un bajo relieve en quo fig iren cruzados el tra buco y el puñal sobre la choza de un c«m pesmo sacadi) de la miseria por la generosi dad de aquellos bandidos. Poro, ¿qué digo bandidos? Melgares y el Vizco, con dos años de jampañ », hftil llegado ya á la categoría de héroes de novela; y si algún día la Guardia civil ó el verdugo logran poner fin á la vida de esos héroes, so guro estoy de que no faltará quien los llore á lágrima viva. Porque— -y permítame V. s^ñor director, la vulgar frase — esto ya va pasando de castaño oscuro. Los cortijos, las chozas, bs aldeas, los caminos y los montes de estas comarcas están amenazados por esos dos grandes capitanes , que poco á poco van erigiéndose en dueños y señores de vidas y hacien das, por cima de alcaldes y alguaciles. Todo el secreto de esa fuerza y de ese do minio que ejercen Melgares y el Vizco está precisamente en la fama de generosidad que el vulgo IPQ eoneede». -—Son unas buenas personas,— -he oido de- cii* á moñudo; — no hacen daño á probes\ llevan escapularios de la Virgen, y si roban es para comer. ¡Y luego son tan valientes, que bastón ellos solos para lacer correr á veinte guardias civiles!. Ya he dicho que Melgares y el Vizco han de la merienda no se mueven hasta que dan fin A i.-'.s provisiones. No téngo para que desmentir esta y olí as ley. nd*s, falsas á todas luces, que circulan como moneda corriente; pero el hecho es que Melgares, el Vizco y su compañía, lejos de abandonar el teatro de sus heroicidades, se arraigan en él cada dia más, y también cada S15CCI0N DE ANUNCIOS. I sentado sus reales en 1» frontera de Granada, dia añaden un nuevo florón á su corona de héroes. Les ha bastado dos años de impunidad paro triunfar en toda ia línea. ¡Qué vergüenza!» Córdoba y Málaga. Pues bien; luego que cometen una fechoría, trasponen la frontera, y como la Guardia civil no puede salirse del límite de la provincia en que presta servicio, aquellos se ponen fácilmente en salvo, no pocas veces á la vista de sus perseguidores, de quienes hacen sangrienta burla. Eu algún pueblo de esta provincia, quíí no quiero nombrar, bal íta la amiga de uno de esos héroes, á quien visita con no poca fre cuencia. ¿Se cieerá que la amiga es vigilada, ni molestada en lo más mínimo, ó que se adoptan pr< cauciones pira atrapar al visitanl' ? Nada de eso. Para la amigú solo hay en el pueblo pahtbr s de respeto. Dicen que es nna mujer honrada, y que no tiene la culpa (|A que Vu .amante robe, incendie y asesine para manten ría y agasajarla ¡Es la cosa más natural o^l mundo!... Cutntan que una tarde hallábanse merendando b-'jo una encina el Vizco, Melgares y sus *6^w*0& De pronto apar ce una pareja de la Guardia civil, y alguno ó algunos se disponen á la fuga.— ¡Alto!— grita el capitán —quieto lodo el mondo. Y todos permanecen sentados. L'rga la parr j^, y los de la merienda le invitan á participar del festín. Los guardias civiles conocen á ¡os géneros s anfitriones, y tratan de apresarlos. Todo su es fuerzo es inútil. Cuando, fusil en mano, se disponen á eje colar su proyecto, tropiezan con los trabucos y los puñales de. los merendantes, quienes generosos . dicen á la pareja que siga en paz su camino si no quiere perder la vi- De Cádiz para Montevideo j Buenos Aires. El msgníüoo y grandioso vapor correo italiano da COOO toneladas y fuerza un vi^jn ^or e' socio Guerrero, visitando las prinaipalae fábricas A* aiaabl<>8 dfl Paris y de otras ea.-ñtala* que encu ntran á gran altura en dieba industria, como podrán apreciarlos toda* las clases de la Sociedad visitando dicho establecimiento. Variedad y buen gusto en muebles de ebanistería de todas clanes v formas como enlredoses, lavabos, tocadores, arnariosde espejo, cómodas, camas, aparadores de comedor, escritorios de señora y cabailero, nesas de centro, tauto en maderas corrientes como do otras especiales é infinidad de objetos impoaibltis de «numerar. 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