EL DEFENSOR DE GRANADA. dadera indignación, con respecto á los sncn- \ íqlel isaiudo, recordando á la vez que al sos de ayer; la radical dice que las man i fes- \ pueblo fraftcés había debido generosa hostaciones se dirigían contra el rey pero no pUalid^ul en épocas para él de dosgracia. En contra España; los conservadores manifies- ; la estación y cailes limítrofes se apiñaba una tan que si el rey marchó á Alemania ¿tiles I cbnGurréiiciá nun^rosa. Su actitud masque de visitar á Francia, fué porque así se lo su- ! hostil parecía obedecer á un movimiento de piicó el presidente para no abandonar su re- i curiosidad. Al salir do la esUcion los carsidencia campestre. Le Qaulois hace notar ruajes que conducían á S. M. y su comitiva, que la muchedumbre que insultaba a! rey oyéronse ninnerosos Mlbidos y algunos gride España y\6 pasar sin una sola protesta á tos de ¡Viva Francia! ¡Viva la Repóbhca! y toda la embajada alemana á pié y con el cas \ ¡abj»j el huía no! E4a manif-ísUrtion se proco puesto al trasladarse á visitar si rey don j longó desde la estación hasta los Boulevards, Alfonso. Dsbe tenerse en cuenta que las ma- ■ ó ?(>?>. próximamente un kilómetro. En la ni (estaciones de ayer no solp se han dirigí- \ rué Ufa ye lie, en la rué Roya!, y en él largo | tr ayecto que separa los boulevards de la cmt bajada de España, no hubo manifestación | ninguna hostil. Al salir ei rey de h ernba| jada con objetb de visitar al presidente de | la república, le, acó mpafi aban en el cai'rua- do contra el rey, sino también contra Ferry, presidente del Consejo de ministros. Telegramas do la Agencia Mra; ParíS'29;-~-¿^ República Francesa p u b 1 i ca una declaración que lo han dirigido perso- mente se manifestaba, poique sea cualquiera el pesimismo con qu¿ se juzgue á la actual generación española, no hay nadie tan apasionado que no reconozca su amor á la patria y á cuanto la representa La razón nos ha asistido basta alura, y preferimos retrasar veinticuatro horas el juicio que debemos á nuestros lectorps á perderla por precipitaciones, disculpables cuando se trata de asuntos de menor importancia.» La. Correspondencia s?. limita al siguiente comentario: «El gobierno se hylla honda - se hsbian adicionado las actas de los dia« de elección, con unas notas, en que h raajoríade la Mesa, para disculpar las omisiones vef cridan, alegaba el ospi'Cioso pretexto que habían sido desestimadas las pro ■• I iexlas. fandáodoso en el falso sapuesto de qao la I Real órdeu quo en e'.las se invocaba íto considerarse vigente, por no haberse publicado en la Gaceta. 8.° Elevado el expodiente á la Comisión provincial no solo ha declarado la validez de la elección con todos sus efectos lógales; sino que ss ha negade á cursar un recurso de alzada para ante el Ministerio. Despréndese de lo expue>'-0 que el punió importante qae debi* resolver la Comisión se contraía & í declarar la validez ó nulidad de los sufragios contemeote .preocupado por la talla da energía \ n{doacn e! cuarto lugar do las noventa papeletas QUO, á juicio suyo, ha observado e) gobierno j pretextadas.— El. caso no era nuevo ni difícil, por francés á la llegada de su msgestad el rey i que si bien ei art. 42 de la ley Municipal, al dispone r PAVÍC i el número de conceiales que nuede votür cada elector, najes influyentes de lá colonia española de I je. ádeinás del coronal L'ocheslein, el señor Parió, entre ios cuales se hallan sonadores; duque de Sexto. M. G'-evy rogó á S. M. no por las provincias de Barcelona y Madrid, al diera imporlanoia alguna á ía manifestaGlon decir de dicho periódico. \ de una minovía insolente que oslaba bien La .declaración dice que el viaje del rey j lejos de reprosíntar la opinión pública de D. Alfonso á Alemania no ha tenido por ob> ! España.» jeto nada que tienda á compromeíer la poli tica de España, cuya nación no está ligada con ninguna afinidad de raza con los alemanes, y abriga vivas simpatías hacia Francia. Añade que el rey D. Alfonsees un monarca que no dejará de ser constitucional, y que por lo tanto, no coálratará áliámzas i ca popa- Ño hay tiempo todavía para que la prensa toda dé Madrid haya podido manifestar la impresión que estos lamentables sucesos han producido en la capital de España. Algunos periódicos, sin embargo, se ocupan, por cuenta propia del asunto. ElCorr o dice: «Es difícil, verd;idera mente, con el pueblo lares que harían salir á España del camino \ como el francés, cuyo carácter es conocido, que se ha trazad.o para su reorganización in- | pe los gobiernos puedan evitar cierta clase de España á París. conducta del gobierno de la república le obligará á adoptar in mediatas resoluciones diplomáticas.» Come, á primera vista se nota, los hechos consignados revisten una gravedad extraer - dinária, y la prudencia exige que se esperón más detalies y el exactíj conocimievto de las medidas que adopta e! gobierno francés en el apunto. terior. Por lo demás, es público y notorio que no se-ha hecho ni se hará ninguna alianza, porque no hay ministro alguno capaz de tornar sobre si semeiante responsabilidad. Las declaraciones espontáneas del mismo rey, prosigue, nos autorizan á afirmar formalmente que no ha adquirido ninguna especie de compromiso. Después de algunas consídoraciones sobre la situación de España y del carácter puramente honorífico del nombramiento de coronel de hálanos conferido a1 rey Alfonso, la declaración fermina diciendo que la colonia española desea que esta má nifeslacion de sus seatimienlos hácia Pran cia sea considerada como el eco de palabras autorizadas. París 29.— Los social is las buscan pretexto para producir agilacion, como lo prueba el hecho de haber pedido al presidente de la Cámara de diputados que, por si y ante sí, reuniera inmediatamente dicha asamblea. Contrasta cun esta actitud la tomada por el órgano de Enrique Roctiefort, quien aconseja á s s correligionarios que no hagan ninguna demostración hoolil al rey D. Alfonso. Ei gobierno, por su parle, ha hecho grandes esfuerzos para hacer abortar las- manifesíá cienes que proyectaban unos cuantos intran ¬ sigentes. Viena 29.— La prensa alemana en general contesta con calma y mesura á los violentos staques de los periódicos Intransigentes de París acerca de la coronelía horíorari con- | ferida al rey D. Alfonso, diciendo que no h*y \ motivo para demostf ación es semejantes cuan- j do el gobierno de Berlín no ha tenido segunda inteucion con dicho acto, pues no había más vacante que la del regimiento de hu glanos que por casualidad se encuentra de ¡ guarnición en Strasbargo. Además, el rey 1 de España ha dado muestras de deferencia á Francia, no solo yen do. á París, sino lam- | bien dejando de pasar por Strasburgo y no | ssistiendo á !•< fiesta conmemorativa d ; las ; victorias alemanas, celebradas ayer en las I llanuras de Niederwal. | ÚLTIMA HORA. •Dice M Impar cial: «Las noticias que hemos logrado recoger \ durante la noche en diferentes círculos, lo- [ ^os autorizados, confirman el grave telegra- 1 roa de nuestro corresponsal de París y le ; ^iplian con algunos interesantes deíalles. ¡ la estación esperaban al rey Mr. Grevy de démostracion^s, y menos cuando hasta la prensa más inteligente, por espacio de un día ó dos días, dió imprudente suella á sus preocupaciones y rencores. Hay dos detalles sobre todo, que nos \vm llamádp la atención: primero, que al salir él coche en que iba el Rey de E^pami, entre este coche y el escuadrón de escolta dejó la policia que se interpusieran grupos de revoltosos, y segundo, que el telégrafo no participa las medidas que aquel gobierno haya tomado para reprimir las manifestaciones de desagrado., .No debemos, sin embargo, insistir en una cosa que habria de llevarnos á consecuencias absurdas. ¿Qué iaterés podría tener el gobierno francés en buscarse una complicación, precisamente cuando el Rey de España, para desvanecer susoeptibilidades, no obstante conocer lo que los radicales preparaban, re suelve presenlatse en Prms, solo inerme, Confiado a la hidalguía del pueblo Iraneé^? No; el R7 de España no ha perdido nada con que uno? ciiantcs insensatos hay-in gritado i Viva la República. Juera el Jmlano!\ los que se deshonran, los que han llenado d« | vergüenza y de bildon, son los que han 1 dado estos gritos, para los cuales, por cier' to,.SQ necesita bien poca valor. Sm duda ) serian ios mismos que eú los días de' L.npeí rio gritaban como energúmenos «¡A Berlín, j á B iiiiíi!», para caer de ánimo en los prime| ros reveses, y en vez de rehacerse contra el | umsor, cebarse, por el cóatfario. por les excesos de la Commune, en el corazón desü patria. ¡B^h! M