p#r U llegada de los pdrtugueae». Yaelre ú mejora r en el siglo Biguiento, y los pintores de esta époea kieieron, entre otras cosas, nna multitud de modeos para esas lacas inimitables. KQ ellas lian dado pnebas irrecusables los artistas japoneses do sus instinto» 7 gestes deeoratiros, de su ingenio inventivo y í^ntástico, asi eemo de una habilidad téoniia; en la quo no tienen rivales. Entro les pintores japoneses del siglo XTIII desenella Hoktsai. Si se consideran sus dones genera* les, sus caalidades tóenicae, hay que colocarlo á la altura de los artistas más eminentes de nuestra raza. Tiene fuerza, variedad, originalidad, elegancia de invención, un gusto supremo en el dibujo, memoria y educación da la vista, llevadas al extremo y un mañejo prodigioso. Su obra es inmensa y resume, en un aspecto incomparable, con una realidad intensa, nerviosa y saliente, las costumbres, la vida y la naturaleza. Es una enciclopedia del mundo éxterno, es la comedia humana del Japón. Hokuaai perteneee i la escuela vmlgar, psro se eleva sobre olla por BU estilo, por la profundidad del sentimiento y por su poder cémico. Es A la vea el Rembrandt, el Callot, elGoya y el Dauroier del Japón. Sueltos de miscelánea. EJmosna. El Príncipe Imperial ayer á las Hermanitas de los pobres, m que imploraron sus sentimientos caritativos, dos billetes de Banco, de 250 pesetas cada uno. Ptloirioro. El individuo, que, de uniforme azul y casco con penacho de plumas blancas, ha ido, casi siempre, en el pescante de! coche que conducía ai Príncipe, es un montero, consagrado al servicio personal de S. A. I^ombr&mloiiío. Ha sido nombrado secretario de! ayuntamiento de ügíjar, don Federico Gil. Buen viaje. Ha salido para Madrid el Sr. D. Francisco de P. Alderetc. Deseansé ©BI paz. Ayor falleció en Granada la anciana Sra. i).a Cármen Quesada y Gusueta. Hoy á las doce se verificará solemne funeral por su alma en el Sagrario. Policía urbana. Ayer pusieron como una sopa á una señora en la calle de Meso ¬ nes. Viajero. Hoy ha salido para sus posesiones de Orgiva el Sr. D, Mateo Tomlva y Compan. PBaza de toros. Se están llevando á cabo varias obras importantes de reparación en la plaza de toros. Se instalarán Kioscos botiquín de cnanto sea preciso. Témblor <íe Aierra. Se han sentido algunos temblores de tierra en Ugijar. Producción do la seila. Va tomando nuevamente grande incremento en la Alpujarra la cria del gusano de secta. Examinada la simiente para el año próximo, se ha observado con satisfacción que, gracias á los desvelos y trabajos del entendido productor Sr. Peralta, se extiigue >a la enfermedad que destruía los gusanos. Periodista. En el tren especial que conduce al Príncipe de Alemania, ha salido hoy para Córdoba el ilustrado periodista, redactor de la Gaceta de üolonk, don Hugo Zoller* Un detalSe curioso. Vaya un detalle curioso de la etiqueta imperial, ó, mejor dicho, de la franqueza del Príncipe Federico Guillermo: ayer, este y todos los comensales que se sentaron á su mesa, permanecieron con el sombrero puesto durante la comida. !^To8 aSegranaos. Persunas que tienen motivos para saberlo, nos dijeron ayer que el Príncipe, se h:i mostrado muy satisfecho del servicio del hotel Siete Suelos, y de la asiduidad y esquisita finura con que les ha atendido el Sr. Gadea. CumpISauSenios. El Gobernador civil, el Alcalde, el presidente de la Diputación, los Sres. Góngora y Contreras y el secretario del Gobierno D. Ramón Monlilla, consagraron todo el dia de ay r al Príncipe, acompañándole en su visita á los monumentos, D. Lino del Villar atendió al Príncipe, en su visita al Generaiiíe, con la galanlei ía y la finura que le caracterizan. Su Alloza elogió mucho lo bien conservados que se hallan aquellos hermosos jardines y el legendario edificio que tienen la fortuna de poseer los señores Marqueses de Campotéjar. Obsequio. D. Lino del Villar ofreció ayer al Príncipe unas botellas del excelente vino que se extrae de las uvas del Generalife, y S. A. so dignó aceptarlas, agradeciendo el obsequio. Ladrones. A los robos que dias pa- j gados decíamos cometidos en las inme- i diacionos de lluétor Tájar, hay que añadir i otro de dos cerdos, hecho á un capataz de la | vía férrea anteanoche, sin que sean habidos ; los autores de ninguno de ellos. ¿No solicitó aquel pueblo la instalación de un puesto de guardia divil cual lo tuvo en otra época? Concierto. Restablecido de su dolencia el jóven y notable pianista granadino don Manuel Guervós, el domingo próximo se verificará el concierto anunciado. La compañía de ópera. En el tren correo de esta madrugada, ha salido para Córdoba la compañía de ópera que dirige el eminente tenor Gayarre y que ha actuado en el teatro Isabel la Católica. Obras piadosas, Gracias al celo del párroco de Tovizcon D. Santiago Martínez, se han verificado importantes obras en la iglesia de aquel pueblo. Se ha construido un buen campanario y se ha encargado un relój que cueste más de ocho mil reales. El 6 de Diciembre se bendijo la nueva iglesia de Aífornon, anejo de Sorvilan. Las fiestas religiosas comenzaron á las ocho de la mañana. Cdebró la misa el arcipreste del partido Sr. Santaló, pronunciando una elocuente oración el cura de la parroquial señor Caro.— Por tarde y noche, hubo fuegos y músicas.— El dia 11 se celebrarían solemnes funerales por el alma del Sr. Torres, á cuya testamentaria se debe el donativo de 10.000 reales con destino á las obras de la nueva iglesia. Caso de fecundidad. Una mujer de Trevelez ha dado á luz tres criaturas que fueron bautizadas y han vivido pocos dias. Paso de comedia. Hace algunos dias, cuando ya se habían ultimado todos los preparativos de una boda en Diezma, el dia antes del señalado para el enlace, un novio antiguo de la prometida esposa se presentó en el pueblo, púsose de acuerdo con ella y se fugaron dejando al esposo futuro, á las familias y á los convidados vestidos y sin boda. Telegramas á «El Defensor .» Madrid 11.— Recibido en Granada ú las doce de la noche. @>e ha realizado la eoncilíaclon de los elemoníos liberales; por consfignieitaie el Alinisíerio, apoyadlo por Sagasta, se preseniará á las Corles con mayoría . En Consejo de USinistros, y después de una lar^a conferencia colebrada por los señores Sagasla y ¡IBoreí, Bia sido aprobado e& discurso de la Corona, que áambien cueuía con el asonümieaiito de9 «?efe do ios fusionfis^as. El ftSarqués de la Habana ha reunido suayorsa de votos para la pro - sidencSa del Consejo, convSaiiléndose en que le voíarán fusSonistas é ta(|uferdist»s compaeíos. Moy se no£a extraordinaria anioi maeionen los cárcuios poiidcos. M Corresponsal. ps A las siete de la mañana dc^ayer levantóse el Príncipe imperial, desayunándose con una taza de té y bizcochos; á las nueve, después de un paseo por el bosque, tomó chocolate, y á las diez de la mañana, acompañado solamente del conde de Solrnsy de su ayudante, bajó á los baratillos de la cuesta de Goinerez, y se entretuvo largo rato on curiosear las antigüedades que allí se hallan á la venta, adquiriendo algun$s objetos. A las once regresó á la fonda, donde le esperaban et Gobernador civil, el Alcalde, el Presidente ! de la Diputación, el representante del consulado de Alemania y los señores Góngora y Contreras. Acompañados de ellos, visitó detenidamente el palacio árabe, y subió á la Torre de la Vela, mostrándose muy admirado del grandioso panorama que, desde allí se descubre, y emitiendo consideraciones discretísimas acerca de los monumentos del arte arábigo, de la exhuberante naturaleza que nos rodea, de la limpidez y hermosura de nuestro claro y trasparente cielo. El señor Contreras le ofreció un ejemplar de cada una de sus obras, y el Sr. Góngora otro de sus Antigüedades prehistóricas de Andalucía, que fueron aceptados porS. A., el cual estrechó la mano de los autores, como prue» ba do afecto. A la una y media regresó la comitiva al Hotel de Siete Suelos. En aquel instante llegó el Capitán general, acompañado del Segundo cabo, y, juntos, ofrecieron sus respetos al Príncipe, aunque con mucha rapidez, porque S. A. se mostraba deseoso de aprovechar el tiempo. Apenas terminó de alnaorzar, dirigióse al Generalife, donde fué recibido, con esquisita finura, por el Administrador de los marqueses de Campotéjar, don Lino del Villar, que les guió en su minuciosa visita al edificio y jardines. El Príncipe examinó y tuvo en su mano la espada de Boabdil, deteniéndose en escuchar la tradición amorosa del célebre ciprés de La Sultana que hubo de referirle D. Lino, traduciéndola al alemán el Conde de Solms. En el mirador del Generalife, S. A. contempló largo ralo las grandiosas vistas de Granada, del Albaicm, de la vega y del Sacromonte. En aquel sitio, hallándose á su lado nuestro director, conversando con el Conde de Solms, S. A. encendió un cigarro y ofreció otro al Sr. Seco de Lucena. Este, correspondió al obsequio, ofreciendo al Príncipe un ejemplar de su colección de Poesías y pensamentos del ÁUumde la ÁlJmhra. S. A. lo aceptó, estrechando la mano de suestro director, y dirigiéndole frases de atenta cortesia. Terminada la visita del Generalife, se dirigieron todos á la Catedral, acompañando al Príncipe, en su coche, el Conde de Solms, el representante del Consulado de Alemania y el capitán del ejército prusiano Sr. KesslerEn la Catedral visitó S. A. detenidamente la Capilla Real, bajando al sepulcro de los Reyes, y examinó los ornamentes y preciosidades que en la sacristía se custodian. En este exámen le auxiliaron eon sus conocimientos los señores Góngora y Contreras, y el gobernador eclesiástico señor Arce y Peñuela. De la Catedral, dirigióse la régla comitiva al templo de San Jí?rón¡mo que se halla inmediato al cuartel de caballería del mismo nombre. El teniente coronel del Regimiento lanceros de Santiago, D. Santiago Martell, fué presentado por el Conde de Solms al Príncipe, que saludó afectuosamente. Terminada la visita al templo de San Gerónimo, se dirigieron Su Alteza y acompañantes á la Cartuja que visitaron detenidamente, admirando los ricos márraoles de la provincia de que se halla construido el Sane - ta Sanctorum, y la laboriosa manufactura de las cómodas do la Sacristía y de las puertas del coro. Sin descansar un instante enderezaron los coches, de órden de S. A,, háciá el Sacromonte. Muchos . se quodaron al pié de la Cuesta do la Victoria, y otros, los menos, siguieron el tortuoso camino que conduce ó la proclara Abadía, En la mitad de él, antes de llegar á Puente Quebrada, se detuvo el cocho de S. A., y el Piíncipe descendió, y, acompañado solamente del conde de Solms, del capitán tesler, del genera!. Biumenthal y alguna otra persona tornóse, cuesta abajo, hácia la ciudad, La comitiva que ignoraba los propósitos del Príocipe, se quedó esperando, y, como viera que no volvía, decidióse á descender á Granada. Y acertaron los que ta! hicieron, porque S. A., paso tras paso, se volvió al paseo de los Tristes, conversando con el conde de Solms acerca de los hermosos panoramas que se descubrían des¬ de el camino, y que le parecieron los más sublimes del mundo. La comitiva, reforzada yá por los que se quedaron al pié de la Cuesta de la Victoria, se encaminó á la residencia del Príncipe; pero aun no se había andado la mitad del camino, cuando S. A. se apeó del carruage, vol- . viéndose, silenciosamente y en compañía del Condo de Solrnsy el capitán Kessler, hacia la Plaza Nueva. Los acompañantes del Príncipe no advirtieron, ó no les pareció oportuno advertir, el caso, y siguieron, bosque arriba hasta llegar al Hotel. Entretanto, 8. A. bajó por la cuesta de Gomerez y penetró en uno de los establecimientos de don Diego Fernandez Castro, y allí el Conde de Solms hizo, en 15 duros, el ajuste de un modelo que representa el diván de hSala de los Unos. Después entró en otros establecimientos de la misma índole, en losqueno hubo de adquirir cosa alguna, y, por último, en el de aRtígüodades de D. Enrique Reyes Jiménez. Allí permanecieron el Príncipe, el Conde y el Capitán Kessler largo rato, examinando telas y baratijas; adquirioron un brasero de azófar con cuatro asas, su paleta y la correspondiente tarima; dos especieros árabes de barro, y. tres tapices de tegidos de seda, quedando en ajuste, y pendientes de resolución definitiva, una chaquetilla y »na gorra de torero, unos encajes y otros objetos. S. A. salió del establecimiento de antigüedades cuando ya había oscurecido, y se dirigió, completamente solo, á la Alhambra, deteniéndose á cada instante en la Cuesta de Gomerez para mirar el efecto del crepúidilo en la Plaza Nueva; antes de llegar á la Puerta de las Granudas se le unió el Capitán Kessler y, conversando juntos, inadvertidos de los transeúntes, que no los conocían, continuaron su camino. Al entrar en el bosque» titubearon respecto de cual de las tres cuestas les convenia seguir y preguntaron á unos guardias civiles, que les digeron que la del centro es la que conduce á la fonda. Siguiéronla y, sin nueva detención, llegaron al Hotel, donde les esperaban las autoridades. El Príncipe y los suyos pasaron al comedor, no sin invitar antes, para que Us acompañase en la mesa, al cónsul interino de Alemania don LuisLemmé. Comieron, y, terminada la comida, S. A., después de recibir á una Comisión de la Audiencia compuesta del Presidente, de les señores Cáceres y Zapata y el teniente fiscal, se acostó, levantándose hoy, á las tres y media de la madrugada, hora en que, acompañado de su comitiva, dirigióse á la estación del ferrocarril, de la que salió, en tren expreso para Córdpb i á las cuatro. lía preferido el Príncipe el tren especial, para adelantarse al correo, y mientras este llega á Córdoba, ver la catedral; después so propone embarcarse en el correo y seguir directamente hasta Barcelona; do modo que su permanencia en la ciudad de los califas será de muy breves horas. ¡Estamos frescos! Decían nueatroa abuelos coa ci«rto respeto mixto en murmuradon— porque el murmurar es costumbro añeja de todos los tiempos en nuestra hermosa Esps&:\ -que el quo quisiera sab?r que se aconsejara de un fraile. Ahora no haj frailes, al habla da nosotros los granadinos al menos, y la experiencia nos dice qae ya que no podamos preguntar á loi frailes, consultemos á los que de ellos se acuerdan; es decir, á los viejos. Y se preguntarán nuestro» lectores, ¿y qué quie» re decir todo eso do los frailes, la experiencia y los viejog?— Puea vaya si quiere decir; leaa «stedes. Cuando on los cienti/icos conciliábulos qua so forman en esta época en los sitios más anchos de plazas y calles que favorece con sus calurosas miradas el astro del dia, estaba sobro el tapete la cuestión aurora boreal ó el por qv,é del rubor del cielo al aparecer y das? parecer el sol á nuestra vista, algunos curiosos nos deteníamos en tan agradables congrosoí, y en verdad qua los debates eran dignos de ser reproducidos exactamente con auxilio de la taquigrafía. —¿Has visto la aurora, Pepa,— preguntábale i una moza de desgarbado talle, mugrientos vestidos y rostro picaresco, una viejeciila de nariz respingada, ojuelos de cuco y aspecto miserable. — Vaya si la he vistol La muy sinvergüenza...! Desde que V. le bascó aquel caballero tan rico... —Chismosa! Siempre serás lo mismo!... 9í no te