Afiovm DoítóiUgo 21 dé Agosto d« 188^ ■ N4m. «593, »ss (Oes Rste^ritdlao &i ««oaat, con. aOBüiuwinücpaiiatacia doloao pai»..uu poiUito.ift» cuestionaa do palpitanw intórort, .icúti^i* couawniwioen» •» ««««^ ¿ lil» uonodicií ctwUM coa Dr«ttau»i« «n «(«Soiun í. l» cnlf.ira j opular, It^ Wi nwM dS «oaercio, d« la m<-uflirin, ue U «gricallorn y UOJM» erUa, OAMOB #M M TiiJieref «on combatidos rsíoiiida y «ttwirusaMfnu Iftr, proirreaw . asrvir ctitapllda ■mbkan con lajdriu o iiiicii^a d» »u« aatoreí..— No M «J^W^ ¿OI ongtogM «rttáÜMyéoatUÜttdoa qo« =«308 ca- en que yacía, reúne á su madre, la terrible Aixi, y ¿su desgraciado hijo Muley vesó lo comitiva la puerta de Elvira, y los campos cercanos á la ciudud, y en menos de una hora etía* ban en Santa Fé, en el real de los cristianos. Allí Boabáil, con la «iitereza y resolución que presta la desgraniiu, ratificó á. los reyes las candiciones sobre la rendición de Granada; allí presentó á los COHquistadores los individuos de su familia, y allí esouchó dulces palabras de consuelo, que encendían más y m¿s la ira do su madre y despertaban el altanero orgullo de su hijo; así qua cuando los reyes de Oslillft ofrecían 6 éite dejarlo & su lado con_ la consideración de infante, él en un arranque de dignidad sublime, impropia do su edad, les contestó: «Hijo de la desgracia y venido ni mundo en la época del sufrimiento, no quiero deber 4 vuestra magnánima grandeza mi condición en la córte. Soy jóven y con el favor de Alhah, creo podré conquistarme un nombre entre los azares de la guerra. Os agrddc'/.co, sin embargo, vuestras ofertas, aunque no pueda aceptarlas.» —Bien pruebas, jóven, le dijaron los reyes, la ardorosa sangra que corre por tus venas; que Dios premie tu resolución, y mejore tu adversa fortuna, — y abrazáíid ile y abrazando á, sus padres fueron y todos se dirigen a! "pal" ció de la mezquita, á cele- despodidos cortesmenta hasta fuera del reducto, brar por últim i vez, en aquel encantano recinto las i para partir silenciosos al día siguiente con direc ■ dií-rias obluciooes. Se termioaa estas, y las demás j cion i» laAlpujarra. s-.-gradas ceremonias, y dascuos muy conmovido Los monarcas castellanos se prepararon después dio» Boabdil, á todos ios individuos dé su familia, \ 4 hacer su entrada triunfal en la ciudad, oscuchán- ospecialmontaá su hijo: «AUah lo quiso, madre mía, j dose luego en ella solo gritos de júbilo, y alardes de madre de mi alma; ya no volveremos á gozar de j entusiasmo, cuando poco antes la cubría el negro estas delicias; ya no respiraremos más estos suaves i manto de la tristeza. perfumee, y nos adormecorán otras guzlas en las t Mis tardo, subía la sierra del Padul un» triste hermosas ñochas del estío; los floridos bosques de \ comitiva. Eran Boabdil y su familia, quo ponilti- m¡ Alhainbni los olvidaremos pars siempre, y en | ma voz iban á divisar 4 Granada. Llegados á lo alto cambio viviremos en los arenales desie/'tos del ; de la montaña, instintivameate volvieron los ojos 4 Africa y tú, hijo mío querido, digno de ceñir rail y i la ciudad, y largo rato permanecieron silenciosos, rail coronss, serás como yo, subdito de otro rey y ! Un cuadro tristísimo ss ofrecía 4 los ojos del espec- ! tador. Veíase en el centro al rey destronado, y á su vivirás de tus hazañas y de tus proezas La voz sa le ahogó d'í la garganta. Ni una palabra deconsualo le dirigió entonces su cruel y vengativa madre, que le hacia responsable da la pérdida de Granada. En cambio sus hermanos y su hijo, le prodigaron los consuelos más exquisitos, y animándo'e cuanto pudieron, le hicieron salir de su abatimiento con estas consolad ore$ frases: — Nunca el Profesa abandona 4 los croyení^s fieles. Si h >y pierdes á Granada, vi ítimi d'íl irifjrtu nio, quizi mañina puedas volverá ocupir tu trono ó crear otro de importancia en lejanas tiernas. Que ei desaliento no te domina, ni te consumí In pena por nuestra suerte; con tu cariño seremos felices, cualquiera quesea nuestra situación en la vida. Aquí llegaba en su conversación, cuando las tintas da la noche, comenzaron 4 dibujarse en el horizonte; la luna con su plateada luz, reverberó sus encantos, en los bosques, en las cascadas, y en los cónicos capitales del pila ño, y ontoncas Boabdil, sin poder resistir ol deseo da depedirse uno por uno de aquellos parages, acompañado de* su hijo, salió misteriosamente del alcázar, y atravesando «quel bosque divino, que en ésa dócna parecía un misterioso paraíso, visitó para darla su ú!timo adíof los r.grid^bl-is sitios de recreo d» kinadamar y de Lindaraja] r.-cordó en ellos las juglas y continuad&s fiest .s .tllí pasadas, y mirando por vez postrera blico una y mil veces cuanto por desgracia ocurre, no teniendo más objeto que el de que ! «S^Uas mansiones de pitcer y de alegría que le re- ' -3 J i L- ti i . • „„ i cordobán su juventud pasaioa al Generalife, cuvos llegue a oídos de las autoniades supeuoies deliciosos ja. diues, aun ea aquella época, arróba¬ la verdadera y lamentable situación de aque íios labradores. Nó tiene en cuenta el G-obierno de S. M. tan triste situación, y digo esto, porque es muy doloroso ver que los honrados profesores «ie Instrucción primaria de aquol pueblo, D. Abelardo Mora y D.a Mana Guarnido, como tantos otros, vienen sufriendo resigna(i amento las fatales consecuencias á que ha dado lugar la filoxera, viendo trascurrir los meses enteros sin poder cobrar paite de sus modestos haberes, sin contar con más recursos para atender á sus más apremiantes necesidades de la vida. El único llamado á cortar el hilo de tantas y amargas aventuras, como el de poner remedio á tan gravísimos males, es el señor ministro Fomento, el que guiado por su ardiente celo por la enseñanza, y el bienestar del pueblo, así como por sus m'>s nobles sentimientos de caridad y do justicia, podrá dictar favorables medidas en pró de aquellos encargados de k niñez, y de aquellos labradores que son víctimas de los rigores de lá suerte. JUAN ROMERO DE LA TOREE. El hijo de BoaMil. (i) Ecos de la provincia. Más sobre Sorvilau. Llegó el 21 de agosto: en dicho día los campos de este desgraciado pueblo se hallaban casi cubiertos de toldos y paseros, sembrados de hermosísimos racimos de uva que, extendidos sobre la superficie de la tierra, se hallaban entregados á los ardorosos rayos de un sol abrasador. El constante movimiento y 61 continuo azar del labrador, no cesaban en \ clue forrna P^te de dos tomos que prepara con el la época halagüeña de la recolección. Una I ma}0 ElJfro & tuiciones de Granada y que f PeanfttiR -o nQo.ro vi TI TT A i J ix J ^ n en la ▼eMHw celebrada por el Ateneo en honor del toquen» y negra auve en lo más alto del fir- señor Moret, tuvimos el ¡Sacar de oírsela leer.. Triste y solitaria -se encuentra la Alharabra de Granada, el dia 1.° de enero de 1492 ( u'a 4 del mes deRibie 1.° dai añ^ musulmán 897). Todo «ÍS luto (1) Nuestro estimado colega La Dinastía, do Sevilla, publica el siguiente srl.í;ulo, precedié:iáolo del siguiente comeintario: •A continu"cion in=ert «mos con sumo gusto, o! precioso articulo El hijo deBoábdü de nuestro querido y porticular amig» D. Fr-iuc^ct) de P. Villa Real, catedrático de ia Universidad de Granada, ron el alm * de estas personas desgraciadas, en el éxtasis de amor y da sentimiento más sublimas; allí tuvieron presentes tristes historias de pasados galanteos, relacionados con una página saagrients de la historiada Granad*; allí ñor otra parta se señalaban mil y mil secretas conferencias diplomáticas, donde habfajugado Boabdil un papal importantísimo: y sobro todo allí su hijo Muley sa había pasado casi diariamente sus primeros años, allí había recibido sus primeras enseñanzas. Estos recuerdos fatigaron durísimamente el aira* del último rey de Granada: así que presuroso volvió al alcázar, y desde la parte alta del mismo donde todo se descubría no pudo ménos de exclamar apesadumbrado: «Adiós nuestra querida Alharabra; adiós nuestro harinoso palacio. Ya no volveremos á gozar en tus jardines, ni 4 disfrutar tus hermosos baños: ni en el palacio de los Leones escucharemos las armoniosas músicas que entretenían nuestros ócios, ni oiremos otra vez al Cadí en el salón de la Justicia, ni á nuestros guerreros y diplom4ticos en el de Embajadores. ¡Ay! todo pasó para nosotros, que Alhamar nos perdone, si no podemos resistir á entregar esta maravilla á Fernando é Isabel.» —Valor, padre mió, dijo Muley; retirémonos da aquí y no pensemos ya más en el pasado; tengamos féen el porvenir; y ahora descansemos de tantas emociones; hoy hemos sentido como niños; presentémonos mañana como hé'oes en la desgracia. Estas palabras tan dignas, dichas por un adolescente, hicieron tanta impresión en el ánimo de su padre, que callado y silencioso se retiró sin replicar á sus habitaciones. II. . Poco más de la media noche seria, cu indo el último roy de Granada, sin despertar 4 muchos de su- leales servidores, y presa e! alma de mortal angustia, reunió & los individuos todos de su fami li«, y silencioso y mudo, agobiado de eternos recuerdos, trasposó por última vez los umbrales de la Alharabra, saliendo mist^riosamenta por la purria de Hiorro, y cual fugitivo preso de inexpugnable f>! t.lezA, se alejó recutído de la ciudad que le vió na-er, donde reinara, y en la que tanta sangre ea había derramado por su esúSit. Parecía al verle raarohnr, que ia maldición de su p^.dra caia cual cándenla lava sobre su frente, y que el espectro de Ins pasadas guerras civiles, le perseguía en su camino. Ni una pal bra, ni un gemido se escuchaba. Atra- h:jc: detrás de ellos 4 su madre y á sus dos hermanos, y en últirao término hasta cie'n caballeros raoros que acompañib «o al rey on su desgracia. El silanoio no se interrumpía, sino por las lágrimas de Boa^díl contemplmdo á Grr-anada adormecida entre sus cármenes florido3, y vivificada por sus dos rios, cuando de pronto su madre, la inflexible Aixa, mirá'idole con centellauntes ojos lo dice con satánica rsbis: «L!ora ahori', mujercill», la pérdida do es j reino, que como homb-e nunca supiste defeodar.» LH reacción da Boabdil al escuchar estas pahbra* fué viol'nlísim ), pero nada pudo contestar; lanzó un stúpipOí. emblema de todoi los tormentos de su alma, y huyó cual gaoala acobardada, por la pendiente opuesta do la montaña. Dasda entonces es conocido este sitio con el poé « tico nombre O/o de las lágrimas, ó el Suspirj del moro . El rey desgraciado vivió bien poco tranquilo en un rincón da la Alpujirrfr. Su hijo la estimulaba diariamante para salir de situ teion tan triste, y al cabo logró trasladarse con é1 al Africa, donde pasó algunos nños entre el fragor- de los continuos combatas, y el mortal pesar de sus recuerdos. Un dia, en una .'u.^ha civil cerca del mar, se le vió Cíier herido: su cuerpo fué alcanzado por las olas, y su negro destino que le habia privado da sepultura en la rauda de Granada, se ¡a negó también en la ofrio¿na tierra. Muchos «ños han pasado. El hijo de Bnbdil, el animoso Muley, logra por su valor, ser, primero, jefa de una tribu, y más tarde, rey de nn pequeñísimo territorio. Su poderío fué poco duradero, y sujeto, como su padre, al inflexib'e fallo do su negra suerta, pareció en g jarra con sus vecinos, cumplié adose asi por completo la terrible desgracia qua siempre pesó sobre el hijo de Boabdil (1). FRANCISCO DE P. VILLA-REAL. Cabildo mutiiol^ftl. Ayer, á las áoá rellano), Diaz Bogés, Ortega, Guillen, marqués de Campo Hermoso, Eadérics, Cantos, Sedeño, G-omez (don Manuel), conde de Miravalle, López Sanahéz, Linde y Alonso Pi* neda. ^ Aprobada el acta de la sesión anterior, se dió cuenta da un oficio ¿bj Director general do Estableaimientos penales, dando instruoqiones sobre la forma en qua debe efectuarse la subasta de suministros en la cárcel, y devolviendo oí pliego de condiciones para su rect ficac.oa. Áoordoso nombrar una comisión, par?, que poniéndose de acusrdo con la Comisión provincia!, fijen el día y forma en qu? ha de anunoiarsa la subasta. dió cuanta de las disposiciones tomadas por la Alcaidía para llevar á eféeto la elección de un diputado provincial por el distrito da iSintafé y Sagrario. Fué oo Desdida Uoenoia; á don Juan Graicía Viílatorn, p%ra éiifídar en la Alcaicem; 4 don JV-é Llórente, pira remeter el alero de (1} Muy (MPéA do U piaza de Bibarrambla, teatro da ias ÜÜ t-s y t irnf»is dados en tiempo de Boab-iil, iny un», eúie qua llevj su nombre. El H.yunt. miento d.í Ganada hi Unido el feliz acuerno da hsesr po- este medio, que no se olvide tan fi^ilmsnte por e! pueblo, el nombre del ú'timD moro da la dinastía nazarita* rey