DEFENSOR DE GRANADA - EN JUICIO ORAL EL HECHO En la TnafiPTifl del o de Agosto de 1900 y taátos, veaía a toda carrera en automÓTil por la calle de la Cruz, cnando» iullándose frente a él Antonio Pérez y Pérez Domínguez, obrero de profesión, en la fábrica La Aurora, sacó nn rerólrer y disparó sebre el chateffer, el cual reeibió tina berida en el brazo derecbo, ¿e la ane fné curado en la Casa- de Soco «I* MiserÍGordia> y calificóse de pronóstico reservado. La bala atravesó el automóvil. JUEZ. — ¿El acusado está conforme con lo que acaba de oir? ACUSADO. — Discrepo en que yo no tiró al chofe, sino al auto. —giba sólo el que lo conducía? J. A. J. A. J. A. J. 3. 3. — Sí, señor. — Y ¿qxtó velocidad llevaba? — La de un cohete cuando sube. . — Y ¿por qué hizo usted el disparo. —Lo hice en defensa propia. Hacia abajo iba un coche; hacia arriba venía el auto^ Yo £ estaba, como . suele decirse, entre la espada y la paréd. Greí, que al ver el revólve el conductor del auto, pararía. Lo que hizo fué sonar la ¿rompa con más fuerza. Continuó disparado y yo disparé. —¿No comprendió el acusado, que pudo matar al chauffer? —No señor; como él no comprendió que pudo matarme a mí. — ¿El automóvil fué atravesado? -Creo que sí. Peor hubiera sido que el auto me hubiese atravesado. Su dueño debe tener dinero, y poco debe costarle la eompostúrtf. Yo lo qué tengo es. mujer, eon seis hijos pequeños; mi eu- ración hubiera sido la ruina 'de mi casa, y si llego a palmar, la familia hubiera teni- ' do que ir mendil gando él » pan de cada día. — Creo que, cuando menos, el acusado obró con imprudeaM cia. — La imprudencia, eon permiso del señor Juez, creo yo . que estuvo de parte del que layaba él awíp por uña calle, ■ como «i lo Üévase por una carretera. Yo no faltaba a ninguna dÍ8posici^ g^ber• - nativa, transitando P^r donde van las personas. El auto faltaba, «n cambióla todas esas" disposiciones. Si van a la carrera por donde dfeben ir al paso, ¿cómo al désemboeár- por una esquina, o al correr como uña saeta, puede separarse el pobre viejo que atraviesa la calle, el ino haya de abonarse indemnización de ninguna clase, porque dicha m^lfl finca ni está inscrita en el Registro, ni tiene dueño conocido, si bien constituye una amenaza contra la vida de sus moradores, a la vez que centra los transeúntes. La ciréeunstancia de ocupar un saliente qne.produce una; gran: estreehura,-:da lugar a escenas poco, edificantes dé los maldicientes carreros, cuyos vehícolbs suelen atascarse en la multitud dé cauchilles y obstáculos del pavimento. Además, en el rincón del lado sur se amontonan por los barrenderos las inmundicias de todas las cercanías, las cuales, con peligro del vecindario, están" allí varios cGias, hasta que son retiradas por uno de los carros de limpieza. Cuando se consignó una 'partida para el arreglo de la Cuesta del Pescado, se esperaba ver derribado el vetusto edificio, pero fué un desengaño más; hoy, que hasta la valla del señor Vitórica ha venido abajo en Madrid, -sería muy popular entre aquel laborioso vécindario ver realizada una mejora ha tiempo an- j helada pqjr todos y que nada puede eos- | tar, puesto que los materiales cubren loá sgatos de la demolición. _ . - Xos cómplices del "éjamplin ce ÜAROSA CIVIi €1 problema fjulleró POR TELÉFONO Dos sospechosos • Hallándose ayer, a las tres delatarde, en el fielato de Fuente Peña el Guardia civil José Fernández Fernández hablando con el fiel Francisco Dávalos, pasaron junto a ellos dos hombres, uno de los cuales se echó rápidamente el sombrero sobre las cejas, procurando hurtarse á las miradas del guardia, colocándose para ello, de la izquierda en que iba, a la derecha de su compañero de camino. "Extrañados Fernández y Dávalos de las maniobras del caminante, les siguieron con la vista, diciendo Dávalos: Esa cara la conoíSso yo. —¡Si es Ramón, el cómplice del Bamplínl — exclamó el guardia, a la vez que se penía en persecución de los dos hombres, quienes, apercibidos, echaron a correr, por el. camino arriba del cementerio. ¡Alió! Disparos Al aproximarse a unos veinte pasos de los fugitivos el guardia José Fernández lés dió el alto; mas aquéllos, en lu- Madrid 31 El señor Sánchez Toca ha acordado implantar una comisión mixta de patronos y mineros para resolver el proble-.4 ¿e obedecer la intimación; forzaron ma hullero. ^ En el Gonseje un arma de fuegoscenia cual hizo dos disparos al guardia. Este respondió a la agresión con otros dos disparos, reincidiendo Ramón con otro, sin que ninguno de los bandos beligerantes hiciera blanco. Al llegar al comienzo del camino nuevo del Cementerio Ramón y su aeómpa- j fiante, arrojaron al suelo dos morrales que llevaban colgados de los hombros, mas una pistola y un cuchillo, separándose para huir, Ramón hacia él Cementerio y el acompañante— campo atraviesa — hacia el ventorrillo del Aire. Buenas provisiones El guardia Fernández, ante la manifiesta imposibilidad de seguir a los fugitivos, se incautó de los morrales y de las armas que había en el suelo, marchando hacia el cementerio, desdé donde telefoneó al cuartel da la Guardia civil comunicando la aventura do que acababa de ser acter. Examinados los morrales, se observó que guardaban dos hogazas, abiertas en forma de plato, conteniendo carne con tomates; varios paquetes de fiambres (carne mechada, chorizos, etc.) y uñas cápsulas de pistola y revólver. Persiguiendo a Ramón El guardia Fernández, con los morra, les y armas recogidos, se presentó alas cuatro de la farde en el cuartel de las Palmas, dé donde ya habían salido tres parejas de caballería para perseguir a los fugitivos. Anoche se dijo que éstos habían tenido un encuentro con los cMles cerca de Huétor Vega. Suponemos que la Policía granadina continuará diciendo que Ramón, el famoso autor del sangriento suceso de San Ildefonso, está en Córdoba. Ecos de Hacienda La corrida nocturna No pudiendo venir, para el domingo él matador «Joseíto», la empresa le ha sustituido por el arrojado, diestro, de .excelente cartel, Enrique González ííoyano", el cual lleva toreadas en la presente temporada 18 corridas. Se ruega al público retire de Contaduría los encargos de localidades, las cuales se_ pondrán a la venta, desde el dísf de-hoy, en la^ calle Escudo del Car^men* 17. El- cartel ha quedado en definitiva confeccionado de la íonaa siguiente: Los reyes dé la risa Max-Iánder Mangas, Charlots y su Botones, eñTa primera aparte, y en lidia formal, cuatro hermosos y bravos novillos de los señores Sémpere -Hermanos (ganadería asociada), por los valientes diestros Chatillo de Báracaldo y Moyano, quéhácen un programa magnífico, esperándose, por ■■■■■ Pagos psi*a hoy ; Hoy se harán efectivos a don Claudio Burgos, Depositario pagador, don Maríttél Asensi, señor Gobernador - civil, Delegado de Hacienda, don José Benítez, don Joaquín Lozáno, don Domingo Pérez, señor Jefe del Catastro Urbano, ; don Antonio García, don Francisco Fer- i ta^to' ^agran entrada como en las panández, donPedroGaUo, don Francisco lsaÍa8,n9cturnas- ^ - - ^ Z' cente ñiñó qué no conoce el Zurita,- don Antonio Jiménez, don Celes- ^^S^^^^^^M peligro de que se ve amena- 1 tino M. de Argenta, don Rafael -Falla, ! vías, tanto de los pueblos como . ¿ado o ^1-des^raciado sordo 1 ^>mo una tapñs qne-jao-ovft.'' ñnv.a.r-^Aan ■ 'Qñ-nnrñn SSaSbaz Sotái tfomi Ta^^fúp^ó^Mmfeíiz ciego v' ^Francisco Mellado, don Luis Montéale- i que la £«ye, pero no sabe có;-v '; Tgrej don GabrieLGómez, Administrador ; B Ki^ escurrir el bulto? i ' ; principal de Correos, don Rafael Do- j j _La ir¿?w_pa,lcoijlQ usted dicé^ í^míngu^; don José Quintana, señor Jefe i está mandado qué la lleven déla sección de Telégrafos, don Juan todos esos yehículos. ¿ Moles, don Fransisco CastrOj don^Miguel A : —Pero jambién, señor Juez, es- :; : Casero,. áoiL Domingo Alonso, don Fer- tr ande la Suscripción en Baza • El alcalde de Baza telegrafió ayer Gobernador civil, participándole que se ;tá ,mán.dado que por las ca- s ^ando Belda, dómMariano Alonsp y doa : había celebrado una reunión, en la que ^ . Y ¡ Mafisel MaróitChica; - - - ¡ habíase -tomado el acuerdo de abrir una : : lies no vayan corriéndo. de. eso no se hace.. caso. La 1 - ÍWWÍJÍCÍ., .parece. 'qué va áiciebÚQ: Apártate, o te. trituro] - y