LA OPINIÓN ■i ...«Se rcparle este agua por diversas partes de la población, surtiendo más de mil huertas por espacio de dos leguas hasta ceica de Monturquc...» (Foto Molina) mismo modo que aquí vamos explicando, €n el libro XI de su Eneida: «tuque, sanctissimo conniux» según lo cual sabemos que daban el título de Sanctissimo, la muier al marido y el marido a la mujer, que se habían llevado bien en su matrimonio.» «Otra inscripción de jaspe encarnado se halla en la calle del Caz, sobre una pontanilla: D. M. s. FABIA SECUNDA ANN. L V. 1N-SITA-EST S. T. T. L. se sabe cómo se entregó, pero se considera que fue Municipio, que se gobernaba por sus leyes, y que debiera aquí estar floreciente la Theogonía y Politeísmo de los griegos, de los que estaban bien instituidos los romanos. Se conviene, por consigui-nte, en que los habitantes de Egabro no tuvieron dificultad en hermanarse con los romanos. En el crfstillode Cabra, palacio de los condes de este título y duques de Sessa — hoy residencia de las RR. MM.'EscoidpidS — , en el patio, sacada de su antiguo sitio — se afirma — , se halla la piedra de Valerio Pontífice. En la esquina de la casa de don Antonio de Vargas, que mira a la calle de Mimbrón, se dice que hay en jaspe azul una inscripción muy deteriorada por el tiempo: JVLIAE VALENTINAS CONIVGIS SANCT1S MUNDICIOS = CAECIL1A Dice que «por las presentes letras solamente podemos conocer los nombres de Julia Valentina, de Mundicio y de Cecilia, nombres propios de gente romana, más nc por ello faltan motivos para ejercitar la eru dición en que las palabras Sanctissima co niuges, que extrañará, ya que se dá el epíteto de Santísimo a lo gentil; p^ro este pensamiento sale de su saber el valor de aquella palabra en el tiempo de los gentiles. Llamaban éstos Santísimo a cualquiera cosa que carecía de defecto físico o moral. En Virgilio, poeta gentil, hallamos la misma expresión de esta piedra, aplicada en el Quiere decir: «lugar consagrado a los dioses manes o de los difuntos. Pabia Segunda de edad de cincuenta años está aquí enterrada. Séale la tierra ligera». «En la calle del Río, en unas casas propias de las Monjas Agustinas hay una piedra larga de jaspe encarnado, puesta por remate de las puertas de la calle, contada de alto abajo, en la que se leen estas palabras: L I V - ACER - ENI US ÑF USA - AB... PC - A... AD - U- S. P. PC En vista de lo que falta en esta piedra, podemos decir muy poco de su relato. Parece que fue declaración de estatua que hizo algún sujeto rico de Aigagro, como se ve por las siglas últimas que quieren decir: de su pecunia faciendumcuravit*. J^ÍAN SOCA