LA OPINION RECORDANDO EL PASADO Intentos de recuperación de Gibraltar. El último de los hijos de Felipe V y María Luisa de Saboya, Fernando VI; reinó treinta y tres años y su amor a la paz dio al país la tranquilidad que había perdido desde que se asentó en el trono español la dinastía de los Borbones; pero no olvidaba aquel buen rey el sabido aforismo latino «si quieres paz prepárate para la guerra» y realizaba una positiva y eficaz labor reformando el ejército, ampliando la marina, construyendo nuevos arsenales, perfeccionando los armamentos, fortificando lugares estratégicos que pudieran ser amenazados. La laborde dosesclarecidosministros D. Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada y D. José Carvajal y Lancaster pusieron a España en condiciones de hacerse respetar por las demás naciones. Dos hombres de ideas opuestas pero que siempre actuaron en pro de las conveniencias de la nación a la que todo lo sacrificó su patriotismo. El arte prodigioso de un músico y cantor, Carlos Broschi, que la gente llamaba Farinelli, influyó en la apacible vida y apacible política de aquel monarca, a quien constantemente solicitaban Francia e Inglaterra para que saliera de su neutralidad, con ilusorias promesas, que nunca cumplirían. La rivalidad franco-inglesa se manifestó violentísimamente al estallar la «Guerra de los siete años» y pese a que Francia ofrece al rey pacífico la reconquista de Menorca y Gibraltar e Inglaterra promete «formalmente», con la devolución de lo que ellos llaman «La Roca», la evacuación de los establecimientos ingleses, (instalaciones fraudulentas), del Golfo de México, el monarca mantuvo con firmeza el alejamiento de España de la contienda, mientras nuestras fuerzas de tierra y de mar se modernizaban y adquirían poderío. En el sepulcro que guarda los restos de Fernando VI se le llama «Optimo príncipe que murió sin hijos, pero con una numerosa prole de virtudes patrias». Carlos 111, hijo mayor de Felipe V e Isabel de Farnesio, llevaba algunos años ciñendo la corona de las Dos Sicilias cuando es llamado a ocupar el trono de España. Había sufrido afrentas y perjuicios de la Gran Bretaña y como continuaba la Guerra de los siete años, los ingleses no respetaban la neutralidad española; sus contrabandistas y piratas causaban daños constantes a nuestras colonias, se apoderan por la fuerza de territorios del Golfo de Honduras y oponen, cada día, mayores obstáculos a que nuestros pescadores ejerzan sus derechos de pesca en los bancos de Terranova. La enemistad hacia Inglaterra del rey llamado «Primer Alcalde de Madrid» por su incomparable labor en pro de la Villa y Corte, se fue acentuando. Pero mientras vivió su primera esposa María Amalia de Sajonia, poco propicia a la amistad con Francia, soportó todos aquellos desmanes ingleses, reprimió su justa indignación. Ya viudo, Carlos III, nombra embajador en París al Marqués de Qrimaldi que, propone a Choiseul la unión de las fuerzas navales de ambas naciones para garantizar mutuamente sus posesiones de las Indias. Después, se llega a un pacto secreto por el que Francia, para terminar la Guerra de los siete años con Inglaterra, exigiría a ésta la evacuación de los establecimientos de Honduras, la devolución de los barcos españoles apresados por contrabandistas y corsarios y el respeto al derecho que tenían los españoles a pescar en aguas de Terranova. AI iniciarse las conversaciones para llegar a la paz entre franceses e ingleses, estos se indignan y enérgicamente protestan de lo que consideran una ingerencia española en problemasqueatañen exclusivamente a las dos naciones; desplegó la corte de Versalles una campaña de captación con la de Madrid, valida de ese pretexto y el resultado fue el «Tercer Pacto de Familia» por el que Luis XV y Carlos 111 consideraban enemiga a cualquier potencia que, de alguna manera ataca- Don Carlos Arboledas Tegeda, juez de Primera Instancia e Instrucción de este Partido, que recientemente ha ascendido a magistrado, habiendo sido destinado al Juzgado núm 2 de Barcelona. Felicitamos al probo furcionario por el ascenso, aunque sentimos la marcha de tan querido amigo. se a una de las dos naciones. La consecuencia inmediata de aquel Pacto fue, una serie de guerras, en que arrastrados por Francia, nuestro ejército y nuestra marina luchan en mares y tierras donde hay posesiones francesas o españolas y en esas luchas, por unas causas o por otras, siempre el perjuicio mayor corresponde a España. Sobreviene la sublevación de las colonias británicas de NorteAmérica contra la metrópoli. Francia les ayuda. España no, solo quiere permanecer neutral, sino que trata de mediar en el conflicto que se origina entre franceses e ingleses. Dos veces es rechazada por Inglaterra la mediación española y en abril de 1779 el rompimiento hispano-inglés se hizo inevitable y como secuela, una nueva alianza defensiva y ofensiva con Francia, que nos conduce a un plan de invasión de las islas inglesas en que, las escuadras mandadas por don Luis de Córdoba y el Conde de Orvilliers, batida la flota británica del admirante Hady, habrían de desembarcar sesenta mil hombres entre Dover y Colchester. El almirante inglés eludió el combate y el desembarco no pudo realizarse. Entre tanto, aquel mismo año, a principios de julio, se ha-