LA OPINION año y casi todos ellos con una matrícula de 70 escolares, llegamos al 1959, fecha en que todas las unidades escolares existentes en Cabra, han de concentrarse en el Colegio de Nuestra Señora de la Sierra. Han sido 25 años de un trabajo intensivo y sin descanso y que se ha podido superar con la ayuda de Dios, que me seguía concediendo una salud envidiable. De aquellos tiempos buitraguenses nadie mejor que los que aquí os encontréis para recordar a la vez que la disciplina y el trabajo escolar, vuestras travesuras y distraciones que este pobre viejo ya no puede retener. A velocidad supersónica nos situamos ya en el último acto de este largo metraje, acto que arranca en el 1959 para terminar con el año 1970. Once años trabajando en equipo en el grado que se me asignó o para ser más justo en el que yo elegí. Nadie mejor que mi director para dar fe de mi actuación que si no fue eficaz en resultados al menos lo fue en entrega personal y en entusiasmo el que nunca me ha faltado. Es esta última etapa también la de los primeros brotes de mi afección bronquial que en grado creciente me producía una merma en mis actividades escolares que sólo una voluntad al máximo ha sabido disimular, y que una oportuna jubilación quizás sea la medicación más idónea para recuperar parte de la salud perdida. En estas dos etapas ha sido rebasado el millar de inscripciones del que da testimonio esta crecida representación. Premura de tiempo, desconocimiento en muchísimos casos de la residencia o el domicilio de los ausentes y también la limitación de edad han impedido a la Comisión mayor amplitud en las invitaciones. En tan crecido número habrán sido inevitable las omisiones involuntarias por las que debo pedir mis disculpas y rogar a los interesados no lo consideren como omisión prejuzgada y menos como postergación. En mi trato y consideración docente en la escuela he medido con el mismo interés al que se ha sentado junto a mí como al que estaba al lado de la puerta. Me marcho con esta tranquilidad de conciencia. Y como todo lo bueno dura poco, vamos a poner punto final a este hermoso acto con el que os habéis honrado al honrar al que fue vuestro maestro y tantas horas placenteras convivió con vosotros. Demos gracias a Dios, que nos ha deparado la alegría de este feliz reencuentro con el que siempre soñé. Que El siga iluminándoos para que vuestros hijos siguiendo vuestro ejemplo sepan también honrar a los encargados de guiar su corazón y su conciencia. Muchas gracias a estas dos figuras representativas que como alcalde y director de este Colegio se han dignado presidir esta despedida, cuyas palabras de inmerecidos elogios a mi persona también agradezco. Muchas gracias a esta enfervorizada Comisión por su actividad en lucha contra reloj que ha hecho posible esta inefable concentración de hermandad; gracias a cuantos por un elevado concepto del deber y del respeto a su antiguo maestro, han sacrificado su descanso dominical, su remunerado trabajo o han sufrido las inclemencias del tiempo a lo largo de una carretera; gracias a todos los presentes y gracias también a cuantos sus ocupaciones o distancias han impedido su asistencia y enviado su adhesión y gracias, como no, por esta emotiva placa cuya presencia en el sitio más destacado de mi casa, después del de la Virgen del Perpetuo Socorro, será cotidiano motivo de añoranza hacia todos vosotros, hacia estas dos generaciones que hoy enmarcan el cuadro más entrañable de mi vida. En mi gestión activa fue para mí un honor tener siempre abiertas para mis discípulos las puertas de mi clase y de mi hogar. En mi situación de jubilado las puertas de mi casa no se cerrarán jamás para recibiros con la mayor alegría. Y hasta siempre que es como no despedirnos. En este abrazo que va a poner broche de oro al sin par recuerdo de este día, llevaros la mente, el corazón y la voluntad de vuestro mejor amigo, vuestro antiguo maestro. Todos los asistentes, puestos de pie, premiaron con una calu rosa y prolongada ovación la acertada intervención de Don Higinio. FIGURINES Papelería y Librería GOMEZ CORDON Plaza dal Oanarallalmo, S CABRA La copiosa nevada de últimos de año El invierno actual es de los más crudos e inclementes de los que se han conocido desde hace muchos años En el Santuario de la Virgen de la Sierra se han registrado tenr peraturas hasta de nueve grados bajo cero, a consecuencia de la gran nevada con que se despidió el año anterior. La nieve cuajó en nuestra sierra y sus estribaciones, que ofrecía un aspecto muy pintoresco. En la casita blanca la capa de nieve llegó a sobrepasar el metro. El panorama que desde allí se divisaba era bellísimo, con todas las sierras cubiertas con el blanco manto. Pero la nevada además de la belleza del paisaje, nos trajo otras cosas menos pintorescas, que son los danos. A los arbolitos del Santuario se le han desgajado bastantes ramas, y en nuestros olivares, los destrozos han sido de mucha consideración, pues por el peso de la nieve y de la aceituna se han tronchado ramas muy gruesas, habiéndose helado el fruto en muchos sitios. En la ganadería los daños han sido aún mayores, pues el ganado, desnutrido y depauperado por la sequía, no ha podido resistir las bajas temperaturas, las que unidas a la falta de alimento ha hecho perecer a muchas cabezas. En resumen, que, para los olivos y para la ganadería, no fue cierto ese refrán que dice: «Año de nieves, año de bienes. .» Don José Córdoba Mu riel leyó una larga lista de adhesiones de quienes por diferentes motivos no habían podido asistir. Cerramos esta crónica reiterándola cordial felicitación a Don Higinio Grimaldo, nuestro querido y respetado amigo, tanto por la importante distinción otorgada como por este merecido homenaje de gratitud y admiración que se le ha tributado, deseándole que la jubilación que se iniciará el próximo día 11 le sea larga y feliz.