PERIÓDICO LITEHAFJO Y -CIENTÍFICO. ANO I. ■ [SE PUBLICA lodos lo» dominaos = Kn H.i¿rf , -^l' » •"'I mes , fuera, 12 ei ti imeslt e. 27 de Setiembre de 1857 SE SUSCRIBE en la iinpieiil:i d«t D Antonio Alvarez. calle del Agua número 44. N.0 12. ti |)flfilKUf#9Ü4l * Fslandn pnra concluirse el trimestre , se ruega á lo$ teñ>r es susaritqref que no haym silisfech-) su suscricinn, lo h igan. á fin de no esperimeutar retraso en el envío del periódice. Antome Airare*. AGRICULTURA. -•v • . -•i» I.-4 i* .It;i»Ji >! . • ínfastria serieda. — Azufran. — Ahonos — Orde- nanza de aguas* — Bnrbei h m 1 Fomento del atbóla- ■^o — Ad ¡x ión de algunos instrumenlus de labranza -*- ¿)*dium. — Üil olivo En tiempo de los árabes, uno de los principáis ramos de riqueza de la provincia y de esla co'tnn'rcá en parliculnr, era el cultivo de la morera y la cria del ¿u-ano de seda. . Lo que se llarria hoy hoya de Baza, era enlonees un iniijíMelrable. bosque de moreras y árboles Jrp ¡íles, de que cuatro mil gasladores de Femando pl-Calúlico, no podían escombrar sino unos cien |.asos cuadrados ai dia, cuando se ordenó látala para asegurar los trabajos del sitio. Desde aquella *poc:i. pURde decirse que ha muerto en nuestro pais la induslrra sedera. Es escasísimo el número de moreras que existen, asi como de losí que se dedican á la cria del ginar.o. .\o hnce muchos años, todavía Granada era el cenfro de JII activo comercio de sedas; pero el horj.oiW) iineinjio de la Alcaiceria, vino á destruir Jos cap¡lalt>s -que se consagraiian á esta induslria, asi como acabi> de aniquilarla , el abandono com-pleío di» las moreras. El* «lima de' Baza se presta admirablemente al •fomenfo de la morera. Basta plantarla y abandola á si- misma. Por éso es deplorable que no se propague el culÜIW de un árbol tan útil, cuyos rendimientos serian, para el labrador, un recurso en los años maTós, y pnra el comercio, un elemento mas de tráfico y de riqueza. ¡ también al cuüivo del -i/:. frac debiera darse toda la im¡jorla. cií que reciama, su buen precio, de u^,. píH'íe^ y de otra, las vigilias que costó su acfimatacion á principios de este siglo. .Nuestra agricultura exige á su vez la adopción •.de cierlas mejoras, que ha hecho necesarias la ca»restia de abonos. Las ventajas del guano sobre los estiércoles ordinarios, son de todos bien conocidas, para que nos ocilpemos de ellas. Basle decir, que es i n fin i (amen le mas barato y mas propio para la vegetación. A ma§r del uso del guano , convendría Sa¬ car lodo el partido posible del abono común , amontonándolo, para que entre mejor en descomposición y no se enfrie y piq^da sus cualidades nutritivas. Otra de las medidas que directamente influirían en el rendimiento de nuestras tierras, sería la exacta ejecución de las ordenanzas municipales, qua aprobó el supremo consejo de Castilla, para el disfrute de las aguas; pues sin embargo de que se ha esteudido el cultivo á muchos terrenos nuevos, se disminuirían al menos, las privaciones que suelen esperimeutar durante el verano. Hay el error entre nuestras gentes del campo, de que los barbechos, ó sea el descanso periódico que se da á las tierras , es indispensable condición de una buena cosecha, y que. no haciéndolo, concluirían por convertirse en erial. Es una de tantas preocupaciones, como nos ha legado la tradición. ' Los barbechos se han abolido, donde quiera quft la agricultura ha dejado su marcha rutinaria, para escuchar los consejos de la ciencia. JSo es el barbecho", sino la alternativa de las cosechas, lo que da verdadero descanso á las tierras, jnejorando su naturaleza. Un año, de trigo; el siguiente, de cáñamo; el otro, de habas; luego de trigo, de patatas, de maíz, ele. y asi sucesivamente, ese es el método que debiera seguirse; poro el .barbecho, nunca. La tierra se desvirtúa, se enfria, germinan plantas y raices perjudiciales y sobre disminuir la cosecha siguiente, el labrador se "ve privado de la mitad de su> productos, cada año, siendo asi qué sus necesidades van en aumento, como la población y las exigencias del fisco. Lo repetimos. El barbecho es una preocupación condenada por la necesidad , ante lodo y luego por laí doctrinas de los agrónomos mas eminentes, principiando por Plinio y Colümela y acabando en Liebig, Joigneaux y Girardin. La teoría es bien sencilla. Cada planta necesita para su desarrollo distintos elemenlos orgánicos, y minerales. Para dos coserchas iguales, seguidas, habrán de escasear naturalmente estos elementos; pero si se alternan las cosechas, los' residuos y los trabajos cscretorios de la una, serán alimento de- la otra. En cuanto á los resultados de la práctica, no pueden ser mas satisfactorios. Francia, Inglaterra, Suiza, Italia y Alémanía, van desterrando la costumbre de barbechar y no tienen sino motivos para alegrarse de ello. Tocante al arbolado de nuestra sierra y de nuestra vega, es urgente, no solo conservar el que existe, sino proveer á su fomento por medio de plantaciones. El arbolado, pre cindiendo de su utilidad directa, d ^¡linnye los rí^pMS del Tno y retiene-en 'la almóífcr.i i ianlc humedad, que favoréce la vagetacíon. & fío^a de" Bnza innndaria de esceleft-