Aná á¿% ict J Año DIRECCIÓN: San. Ju.a.n de Dios, GG. Sjítedoi umpmt&dg: J^RANCISCO pUERRERO yiLCHEZ GRANADA 21 DE DICIEMBRE DE 1907. ADMINISTRACIÓN: Triviño, 1. Húrn. 41 ¡Cavidad! es decir -fX nacimiftii - to de la alpgría. del amor, de la \m. de la f^! el nacimiento del Hombre Dios, es decir, de lo más grande -y hermoso que puede concebir la humana imaginación: bó aquí lo que simboliza el 25 de Diciembre. . . ¿Por qué el rey, del cielo envió á su hijo á nacer en un pesebre, y le envió eñ lo imís crudo y riguroso del invierno? Para ensenarno-» la paciencia, la humildad, la mansedumbre, el anior á la pobreza y el desprendimiento de todos los bienes de la vida. Jesús, que es la suma belleza, la suma sabiduría, ia fuente de toda riqueza, el hijo y único amado del dispensador de; todas las grandezas 1 qüiso venir al mundo, pobre, bu milde, que tiene por habitación un desvencijado portal, por cuna un du . ro pesebre, por madre á una Yirgen que. le mece sobre sus rodillas, Je toca con sus labios y le arrulla con su canto. Desde este momento histórico el cielo baja á la tierra. Ese Niño cifra toda su felicidad en núes- ■ tra felicidad, Y si Adán obedeciendo al espíritu de las tinieblas, sopaió de Dios al muiido, . Jil, obedeciendo libre y amorosamente ai Espíritu de la luz, unirá al hombre con Dios, salvará ai mufído perdido por Adán y establecerá la serie de las gracias y de las virtudes contra la serie de crímenes abierta con p\ pecado original. ¡Oh divino Jesús, con cuanta ra«ón podemos repetir con el Apóstol: Donde había abundado el pecado ha superabundado la gracia! Eres ya fluestro hermano, Tu Madre es la muestra, nuestra patria es la nuestra, nuestra patria tu cielo, íu gloria nuestra gloria. Ante tu cuna se han formado dos razas de hombres, la raza de los que te aceptan y la raza de los que no te quieren; la raza del pecado de Adán y la raza de tu reparación; y mientras los primeros, buscando la deificación de la Tazón, caen en el más abyecto y mirserable servilismo, los segundos, sujetando su razón :íi argumento de ■tus gracias, se explayan apacible y libremente por las riveras de tu luz y de tu amor. Por esto cantaban alborozados los "ángeles en el día de tu nacimiento: * Gloria á Dios en \m alturas, y en la lien a paz á los hombres de buena voluntad.,: por esto el mundo no nécéhitii ya, en frase del Apóstol •■de las grandes ¿oficépcmaeSj sol »ii luna; por]ue ia claridad de Dios lo ilumina, su antorcha es el Cordero. El Daciffiieolü del lüjo de \fm. Era la media noche, ... muy más clara esta vez que el medio día; y en su callado coche la mitad de su curso andado había; iodo en sitencio estaba, y en medin del silencio reposabi, cuando la omnipotente pa abra ét^rná del Eterno Padre, cua! sol resplandeciente, s-ilió del alba de la Virgen Madre, y de las sillas realas bajó á comunicarle á los mortales. De paz ceñido el orbe, gozaba de un sosiego soberano, y sin que lid lo estorbe, pacífico cerro su templo Ja no ' y con mayor tesoro vo vió segunda vez el sig'o de oro. • . Porque benignamente, la divina justicia desde el cíelo miró la humana gente, y nació' la Verdad ácá en' el suelo, ■ • do, cen unción propicia, se abrazaron la paz y la justicia. F. JERÓNIMO DE SAK JOSÉ MFi El movimiento autonomista que se observa en toda España y que demuestra el sentimieuto profunda mente arraigado en las entrañas de nuestro pueblo, de redimirse del yugo opresor del Estado centralista, verdugo implacable de las éñergias y libertades que despiertan en el alma regional, constituye la afirmación más elocuente y placentera de la bondad y razón de ser de las doctrinas y principios sustentados por la Comunión Tradieionalista desde los primeros días de su existencia. Los partidos radicales y en otros días eminentemente unitaristas parece que cambian de rumbos y bus can en el reconocimiento de la personalidad jurídica de las regiones aquella libertad política perfectamente compatible con la unidad de la patria y hasta necesaria para el mantenimiento de la ' aspiración unánime de la metrópoli española, mancomunada en todo lo que tiene de interés general y dejando álas conveniencias y necesidades de las comarcas formadas por sentimientos étnicos y obedeciendo á principios históricos y genéricos, el desarrollo natural y progresivo dentro su especial modo de ser, en lo que determine su característica propia 1 y diferencia! en las múltiples co| marcas de que se cora pane el Estado. Las nuevas agrupaciones políticas, bautizadas con el nombre de regionalistas, aspiran también al reconocí miéiito antartico de la región, como sistema opuesto á la iiraaia del Estado, manifestada en i la aniñcacíón de todos los pueblos, l ¿ los ene mide baio un mismo ra¬ sero y trata como si fuesen soldados de un ejército que debe maniobrar y obedecer ciega y raaquinalmente á la voz del general que manda. • La corriente de redención avanza y dentro poco tiempo no habrá nadie que espere y confie en las instituciones que nos rigen, reñidas con el sentir unánime del pueblo español, contrarias al derecho de vivir que lodos sentimos, y sobre todo imposibilitadíis de reconocer, ad mitir y afirmarla descentralización anhelada, ya que estosería la muerte del sistema que nos oprime, seria cerrar la puerta á "las concupiscencias de los políticos, y acabar con una vida placentera para los que mandan y mangonean el gobierno del Estado á costa del interés y la sangre de los pueblos. El sistema político actual, el régimen funesto que padecemos, las instituciones que se encarnan en esta monarquía que ya casi nadie quiere, . es imposible que pueda atender las justas aspiraciones que mueven el sentimiento y la voluntad manifestadas en la opinión públicaj en primer lugar porque es contraria absolutamente á ella, y en segundo término porque hasta en la negada hipótesis de que desease contradecir su obra política en el sentido de aceptar la organización regional oponiéndola á la centralista que hoy impera, bastaría que se señalase únicamente esta orientación para que. todos los políticos que hoy sostienen el régimen se lanzasen contra él y fuesen los primeros en contribuir á su caída, con toda la vertiginosidad y estrépito posible. Esto es tan lógico que pocos serán los- que se atrevan á .manifestar lo contrarío. De donde podemos sacar dos con' secuencias importantísimas y dignas de recordanza en nuestros días: Es la primera, la verdad innegable de qne la Comunión Tradi cionalista ha obtenido un señalado triunfo, cuando los hechos han venido á demostrar que- la política eminentemente regionali.sta que ha sostenido siempre, es la que hoy día encarna en este movimiento avasallador de opinión popular, con lo cual se ha venido á reconocer explícitamenté la ' bondad de nuestra bandera, la raá* opuesta, por no decir la única, á la del absolutismo cenlralizador y contrario á las libertades y tradiciones de los pueblos regionales. Xia consecuencia que se deduce de íos antecedentes expuestos. es la 'de que si la Comunión Tradicionalista ha obrado y sigue trabajando con toda energía y con sobrada razón para arrancar de cuajo el árbol del régimen que nos esclaviza, ha demostrado tener un verdadero patriotismo seguido de la más contundente lógica, puesto que a unas instituciones que nos niegan e! derecho a la vida, quiere sustituir una monarquía fuerte y robusta que, afirmando la personalidad regional, pueda confederar ¡as agrupáOiónes áatoxiómicaSj sentando la unidad y variedad que reclaman y necesitan las comarcas naturales en que se divide nuestra España. El Tradicionalismo ha triunfado, pues, en el orden moral, cuando ha sido reconocida y aplaudida su doctrina política, hasta por sus más encarnizados adversarios. Los antiguos partidos radicales vienen í?.oy día á sostenerla, los nuevos de ■ylla se nutren y todos levantan la .bandera del regionalismo. Y si moral mente hemos ganado la batalla, también podemos afir raarnos en la creencia de que mañana podremos cantar victoria levantando un trono de amor patrio á la Monarquía Tradicional, que representará el triunfo de nuestra sagrada bandera y el comienzo de nuestra suspirada regeneración. M. JüNYBNT. orza a íraktjol (Conclusión.) Carlos se detuvo, el viejo se q-uitó la gorra con su mano temblorosa y flaca, cuyos músculos salientes revelaban en aquella rigidéz actual, el esfuerzo de sesenta años de ejercicio diario. Su hijo salió un momento y el académico se adelantó amistosamente hacia su compañero de infancia. La mano blanca sostenedora de la pluma, noble instrumento del pensamiento, se enlazó con la tosca mano que trabajaba el hierro, recordando días apacibles pasados juntos en su niñez. ; ; Ahí la misión del obrero intelectual y del obrero material, qué cosa más grande, cuando es sincera, purificada de todo sentimiento personal! ¡Y qué símbolo tan consolador de la paz social, tal como la soñamos, aquel sabio y aquel obrero, caminando juntos hacia un porvenir de paz, fecundizado por el trabajo, de trabajo1 santificado por la paz! > ->.-.»• iCuán lejos estaban los dos hombres, con su confianza mutua de lasexcitaciones mal sanas que escritores sin conciencia y sin honor prodigan á los desgraciados obreros extraviados por el espejismo engañador de falsas promesas de pasiones dañinas! Muy distante se hallaba asimismo aquel humilde artesano del desprecio que suelen lastimosamente profesar sus iguales hacia los valientes soldados de la pluma, ^cuyocerebro se -gasta y las fuerzas seextenúan en una labor que se. dice dé pereza y se supone inútil! - . En aquel admirable marco d& calma y serena 8011011162, dos fuerzas, dos poderes se eu con traban en una unión fraternal para tmbajar á una en. la regeneración denuestra Francia querida. Obrero de la inteligencia, tú quellevas en la frente el resplandor sublime del pensamiento, cruza tumano- fina con la manó callosa deí trabi'nador y hazle corapi íMider con»