•#{ ufa t!«l» |M»rtrWoí> •! MtadiAT, oon abtoint* lodeponáenoi» de todo partido polftieo, Ins onestionM de palpitanta IBC^I&J, dítk'u¿o oouwtaatemeart» «1 rtfirm^n, la moralidad y la Jastiul». Qaoremns aiucorldad en las oleooiones, fctfea admtctutrartvag évnáaam y adrniiftoada^ eorploadoa raspo naable* y proploUrlas de eus destinos por opoAoton 6 COHCSÍBO, prerapuostoe láitAHñ-o*, ooutribnciaaM propoc^ionadM al rbodimiento de la propiedad y da ¡a judosiri». Todo* loa errores, tak* WÜ ¿nasa, io4a* iai arbitrariadtdM, todaa lía títaníaa, tod/J* lo* ^oiamoc y todos los MijpfBoa, Toagap de dond*> '-iniarea, •etáai eoiabajM^t tamxnAn y «¡oárp-iotiMieatá. iBdnstria En Orr.tnda, a a moa » . . . fcn ttl reuto de la PoT|írisnl»y Baleares y paonioue* wpaftola* del K. y O. de Affio», na tri^siiotro (i'ftgo anticipado) • Un lás poéMwjouoé eapanoláa ¿e Ansériaa, «n ^mwBtra (pago Aoflc'p^o) a Kn oí exíá^njoro, mi '«ecieatre (pftffrt antinK .*lo) , . 20 ) .•< r. íiOttM t«paSolaa tís Oc v.'.la, uti WWfetlW fpa,^> nv; icif.r-.-V-i 30 Ivuis Seco de i^ucena TF.LÉFOMO, lO. pariddioo dedica con preferencia m acción á la cultura popular, i la P^nd^ ^.g^f^f-g la do la a«rloultura y de las artos, baso* del bienestar, progreso y desarrollo do lo« paob^fo «ffiM» HJ^JS^S poí -orvir enn.^a y ^. — ^«^"jS^ X teí la^cfeMadolos ij.torcKW. do Granada y «n prormcia; oye y baeo oeo ^^'^ '^-¿^A^IJ^IBÍ» M*»I. S dW^^i Kodaccion n. e. eolWaria do lo. «rtfcul^ q»e «a pnbhcan o*» ^ ^ * "^T^S^ ^^.~10 oéirta.*. paaotalínca«»í»^pi»'>*.--»»«^' « to * C^'ÍÍLZE-Í! MtoM izarán 6 ratón do 80 peeítee H«» * & tmatt» teaa¿í AÑO XX Primera eili&n de] Martes 19 d® Setiembre dt ■ ■ n !»■,> ■ 111,11606 Corbatas. Nueva colección, PASA BEOALOS abamoos y objetos de fantasía, SL BtmiT TORO, Z&oatla, 19. ##♦»» »MMIMM»M»» S&Mamcs quo U nenres^s era una enf«rm«dad yagameme definida) en mjra cnraeUn se emp.eatian los recursos matinales di la terapéutica j los morales de mu esp-^eU de higiene de los sentidos y do la inteUgen* cía; pero nnnea hablamos sispechvdo que la supresión de iss garantías constitncioaaies fuese un antidoto efi« eas contra «se eiUdo morboso. Menos aun habhmos tospecbitdo que para la curación ue la dolmcia de nn sujeto era cesa probada la aplicación de la medicina á un vecino, ó á un tercero que ai siquiera fuese ye cinc, Jüon Francisco Silyela nos ha sacado de nuestra igaoranoia, Afirmando l desde la Gaceta: primero qu* el separatismo bizkmarra es una neurosis; segundo, que para su curación es pte* ciso snspeuaer las gtranti*»* consti* tucionalws; y tareero que esa suspensión ha de a.canzar á toda Vizcaya; es decir, lo mUmo á los enfermos que á ;os sauos, lo mismo á as loca.tdA* d»s dondo hay Lcws epidómicus como i aquejas d^nde no os nay. Y ÜO se cm que el üt. í), Francisco Sdreia aplica remedies militares y uo faerz* á ios nearótieos, no porque los orea tfic&ees parí, la curación de éstos, sino para cLmiu.r hs portarOaciOües máznales quo ^os »c« cesas dei mal puedan d«e»rminar. jNada do esol El Sr. bilve a uene buen eniaado d« cwü8ÍgB»r en su de* creto receta que al hacer la limpia. Sin duda no se puede negar que na restanrador diestro y posiyendo su oficio á ionio rettablacerá con arte las partes desaparecidas; pero el cuadro por demasiado restaurado será la obra de tal maestro, más ann la obra más ó menos hábil del pintor restaurador, cuyos retoques p )r muy bien y muy puramente que hayan sido rjecutados, cambiarán fvirsostmenta en nu tiempo máa ó cunos lijano. El arte de la restanraelon no lleva en si ningún secrete: solam^me la aplicación de los procedimientos conocidos, que no pneden ser ios mitmos en todos los easos, dependienao sobre todo de la manera de que un oufedro esté pintado ó barnizado.. Del buen discernimiento en la elección de estos procedimientos pe^de el buen éxito do una restauración verdaderamente artístici. El eximen atento y cserupulcss de una plntuN, su ejaeucioi, su estado de degradaeion mas ó menos avanzado ef ¿ctu de causas mú. tiples, indican ios medios que el praoiioo aebo emplear para su lesuuraeion. Ei una pstübra, no existe remedio soberano que pueda servir en este ó en el otro caso. £s necesario caando ona pintura esta destinada d ser restaurada, •stodiana y hacMp-eosayoe párela tes para saber con eeitssa el remedio apropiado que nay quo emplear; sin esto habrá peügro de deteriorarla. Un reataurador probo é intelígenta no oouiia ios procedimientos que emplea, no exagera nunca el dallo de los cuadros qne le son co&flsdos, y seguro qne hará una restauración racional, si el ifhionado le deja toda la libertad para rjocatarla. Pero generaimenie no qneneudo hacer un sacrificio de dinero pretextan qte el cnaaru lea ha costado caro. E us sflolonados prefieren dirigirse a los que usan pinceles atrevidos, pesadus y prodigiosos de cobres, manejados por gentes qne no se toman el trtbajo de p^o* fnnaiaar las mezclas empleadas por los maestros da los cot es recoo&n las obras, ni de conocer a fondo los cambios respectivos que proaooea sobre cada especie de color la acción lenta, pero segura del tiempo, del aire y de la luí. Los aficionados deoen penetrarse bien da esto. El arte de la resianracion ejereiao por un práctico hábil que al mismo tiempo sea un artista, he pnede hacer correr ningún peligro á una obra de valor» no habiendo saíiido más que ir alteraciones accidentales y naturales del tiempo! al eontrarlo, le dará una segunda vida y rrjuveneeiéndoU le conservará la saprema hermosura de la vejes sin dejarle las fealdades. Pero cuando en las pinturas su degradación es debida á manipulaciones do empíricos y de ignorantes qne las consideren, bajo del punto de vista artiitico, para siempre irremediablemente perdidas. Joed da LAEBOOXA. Granftdi, setiembre 99. . m v~ fsatttBia, bao realizado juotas ese milagro de Lázaro, ese esplóadide simulacro de la edad antigoi, en nn libro admirable para el ignorante y para el sábio; pero mucho más para al á!t mi, qne hallará en ani páginas brlilaatístaiis aqntl que Baeon Ihmaba ojo de Poliftmo, sin él enil la histeria del mando vlensá ser la eitatna de nn tíege. Pero, á lo mtjor, solía iuterrnmpirse la lectira, grtciks á la vl&ita de talé enal ssiador ó diputado, más é menos g&macisU; D. Andrés soltKba sos mannscrltos y eilamos de golpi desse el Capitolio á Segaste. O bien entraba el secretarlo partionlar, mi amijro Pepe Lais Torres, y le recordab»:— ¡D Andrés, qne tiese V qne vestirse; qne teaemoa que ir á ver á Cupdepool— Yyo, como despertando de no sueño, me preguntaba, entro mi: ¿iníeo es Capdepori? ¡Ah, sil nn miohtro. Pero, ¿ icr qué? No se sabe mis sino qae ha sidu y es ministro, y qne lo será otras veces, probablemente. {Dios semplterao, h>y eosas terrible^ E i de advirtír, qne el insigne literato escribe todos los días veinte cartas y hace aignoas visitas pidiendo eredeDeiales y favores para medio gáaare hamano. _ ■ Al fin se ha pnblioado la ebra y yo la he leido, sin temor á todos los poliiicos y ministros habidos y por haber. He voeito á contemplar los sembríos amures de Dótniclano por aqneua corrompida emperatriz, eu cuya alcoba se retuerce de celos y dssesperaeion el siniestro dictador; he sentido la emoción de le trágico ante la cesárea lotera de Caiígnia y ante las horribles angustias de aqael anciaut: qne «estroza silencio' sameuEs su corazón, en el banqntíte, por 8'lvt.r á su h jo... Los «^erid&ist&i» de Boma, ., los oritt anos,... la liberna de los ghdiadores,... |en{tnta evocación maraviliosbl ¡qué pe'fdccion de estilo tratajado con i& pureza de clásicos madallonesl— To-^s las palabras tilll emplea 'as puriUn repenarse á la leegna del L%eio, y drspavs, cuando el «asur nos plata otros tiompos, y des^iibt les termos espifi*les freuie á E.-ma; enando el estilo galU-rdsa ceu las galas ae naestros s glüs de oro, ^¿15.90 la^jnuma lengua y d par, otra di&tlaia/ como uua h ja, rutólo el brilla de su hermesar», puesta jauto á la madre, de belleza inmortal... ▲LMOTAJIX». 6'^ .as. k :úmm I mim. ii No llevo en este artículo la pretensión Ae dar ctma inventados por mí ios procedimieaUs diversos qae cada cuadro necesita ni tengo la pretensiin de poseer secretes; selameote expaago el resoltado de mis estufes y observaciones sobre los proeedimieüites ordinarios á los cuales afiadiré alertas apreciaciones personales, ene en esta materia la práttlea diaria de la reatanraden pnede solo autoríztr. La rsstaaraeien propiamente dicha consiste, prlneipaimente, en las medidas Sreventivas de censervacien aa el farrao y la limpia del barniz. De esto es de lo qn« pende la anorte éc un cuadro, intacto tedavia baje el punto de vista de la pintora ó por mejor deoir, virgen de la limpia del barniz y de loda restauracisn, pero cuyo estado de vetattez exige Us operadles de desbarnizado, dd forrado é del trasporte. Los procelimientos empleados en la ejecucion de estos diversos trabajos son hoy clásicos; son saucillos y fáciles, pero exigen en sn práctica gran habilidad, prndeneia extrema y lobre todo nnt gran experjenelt. Vay á deienvolverlos en íüe artículo á fin de qie todo sfleio- CModo artista aspa, qui la rastanraée ta cuadro noeaeosade tan fa^ "En Roma" por Andrés Mellado. Haot nn afio qua alia eu lo hondo de la calle Maytr de la villa y eoite, en el precioso despacho de doa Aadres Mellado y jaito á un alegre baieóe, desde donde se divisan las verdes lejsnííS del Fardo, tuve el gusto de escachar en va rías tardes la lesura de muchos trozos de la obra En Roma, que todavía co estaba siquiera bautizada por su tutor y qae ahora ha viste la luz pública, coa el más eatusíasta aplauso de la eritfea. ¡Pobre de mí, qa» en letras no be podido pasrr, si creo que ya pisiré, de vnlgarísima tfieicnado, y qae escribo esti de eido, eemo suelea toear sigan iostrameoto mathos entasiastas de la Biúiieal Sile puedo, en esto, Bfaaarme, y me afano, de sentir y da admirar con vehtmencia lo bueno. Essaehaba, pues, alga túrbido al prineipio, les lectores de mi ilustre amigo, hasta qoe el eatnslssme que me icapirabao aquellos inadros mageífieos te la Bsma imperial y squellos diálogos de vigor (h. ktperlano, me hacía pirder el miedo y decir cea franqueza mis impresiones.,, En Rima, tíjcreíi verma. L\ imsglca' eion del aotor cae sobre la aitlgaa oíadad como as focs de lez; ce? ^freee ín medio ambiente, anmavlmicDh; en vids: resuelta eqn-lla r&za y ícqaiiU aededsd de los primeros tictyfts cal crlstUoismo qa* en us libros de historia qia leomrg, deiearsados y frica, eos parece qoe está msarts y aipaltada. Va araiicion elásica, enorme y ega creadora v pétente jCon qué gusto, amifoi, lao tanta y taata deaoripaion, eco ñei dai veraneo! No hay mia aabroao reereo para la inuginaolon. Todo» loa «uerpoe dilat» el calor, cuja virtud nierea y fibras desata, y en pos de frtsourá grata discurra la multúud. Y la moda 6 la cattumbra i la Vftga mtichedambr* empaje con íaersa y brío: ai trepa Juan á la cambra Perico baja ka«ta «1 rio. La falange literaria ha sido en aaa rumbos varí» aute el calor importuno; y no se ha apartada algaao de ta huerta solitaria. Y ri ve Dio» ^ua lo aoiert» el discreto eindadauo que no ha trocado su huerta por una roca desierta que feroa quema el veraua. Si tiene fuentes y florea y hasta peces de colares en alboreas cristalinas, y do carae y hueso ondíaaa que arrullan con sus amores: ¿para qu4 buscar mariscos en las caletas y riscos, euaudo el sol todo lo agosta? ¿para qué andar en la costa entre negros y moriscos? ¿para qué seguir la huella de alguna pintada hurí allá en Málaga la bella? >4 quó bañarse en «La Esbralla» habiendo soles aquí? El que & Ja moda responda, y no le tema á la fonda y busque la mar serena agua mansa y limpia arena, que se T»ya i Cnlahonda. Quien bu»que garbo gentil, • temperatura f«bril, sal, aaücar, aguardiente, y playa «etrecha y oliente, puede quedarse en Motril. Rica y hermoaa ciudad brinda más comodidad que los pequeños lugares; pero hay mayor libertad en villorrios y aduares. El que al término y al fia de largo y áspero corro de alta roca y yerba ruia, quiera encontrarse un jardinr váyase á Castelldeferro. Humilde el pueblo, sencillo, al pié yace del Castillo entre el chumbar y la pefia,* pi óximo al verde Sotillo tiende su franja risueña. Agua saca de la noria del asno el rudo desvelo; las cañas saben i gloria; y al (Isabel» la victoria disputa el higo «iayuelo». Cuando llegue el carruajá por el soberbio cantil á aquel ameno paraje, al Soto harán su viaje más de ciento y más de mil. Hoy valiente earretera por agria roea altanera osa ya serpentear, y como rabiosa fiera salta abajo y rnje e! mar. ¡Magnifico panorama! Aunque i jreéea adlje y brama casi siempre egtá agreño el mar latino y beleño, que á sus viejos dioses llama. Yá eobre arenoso lecho la onda te reelina muelle, ya alzando novado peebe .tlisaspíg l£tt»íío mhgo Fernandez y D. Mamerto Peres Liñas. Cartera de n XUM Vlitas para h j. Sala de lo CW«aanaí.— Seecion primera.— Juagado de Orgiva.— Contra J-aé Pornandei, sobre hor^o.— Abogado, Sr .6; Lopes; procurador, Sr. Castilla; seeretario de Sale, señor Alonso. Juagado de Montefrio.- Contra Juan Montero, sobre hurto.— Abpgi1 do, señor Garrasoo; procerador, Sr. Orteg»; secretario de Sais, Sr. Mirasol. Jmgalo de Orglva.— Centra J sé Rodilguei, sobre disparo y lesiones.— Abog do-Sr. Mita; procurador, Sr, Donnct; secratarlo de Sala, Sr. Alonso. m e& M. &. La vida de León EL Para los habitantes de ftjma y prineipalea eindades de Ita la impera todavía nn rigaroio estío. Los Observatorios Mtteorológieot señalan, como allá por la mitad de Julio y todo Agosto, ana temperatura de 82 a 35 grados. Ette oaior y la completa ealma que reina, ann á altas horas de la noeue, obliga al P»pa á ptrmaneeer desvelado, á levantarse temprano; después resa sus oraciones, preparándose para la santa misa qne celebra; luego oye otra de rodillas, toma su pequeña tasa de cafó eon leche y hállase hacia las nueve en dísposlclon de trabajar ea su estudio privado, ó bien, piévio el permiso de loa mélicos, va á aus jardines para respirar aire más poro que en sos habitaciones particulares, y hasta, sí el tUmpo signe inmutable como hasta hoy, pues no se ve peligro da qne se eumpia el proverbio trastiberiño de que debe llover mucho en Roma frá e due Madonne (Asunción y N iüvldae). paaa, hasta la uaida de la tarde, el día en el villíno de León IV, que por cierto no lo reconocerla esie Papa, aunque solo para esto resucitara, s^gun leí transformaciones, elegantes é higiénicas, que ha hecho en él su sucesor ICOL Xlli, quien hace días visitó los locales y la maquinaria de la oQeina de la lux e'é4trio« vaticana, liamaaa de Alejandro Volta, dirigida por el ingeniero Federico MMUUCCÍ y aus produce 1« energía necesaria para iluminar iodos los sacros paladas apostólicos. Sea en el Casino, sea en su estudio del Yalltano, no d