LA OPINION CABRA 1934: LA COCINA POPULAR ECONOMICA La década de los años treinta fue una fase depresiva cuya culminación, final fue, según, una apreciación mayoritariamente aceptada por los historiadores, el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Sobre el inicio de esta crisis las causas que se formulan son muy diversas y las interrogantes continúan en pie formando parte de un debate que aún no ha concluido. Sobre la esencia misma de la crisis se formulan en la actualidad una serie de preguntas, tales como ¿fue una crisis de superproducción? ¿el eje de la misma estuvo determinado sólo por factores monetarios? ¿sigficó el derrumbamiento de todo modelo económico o fue simplemente una crisis coyuntural? (1) Ahora bien, todos los analistas coinciden en. que el denominado "crac" de la bolsa de Nueva York en octubre-noviembre de 1929 fue el detonante que hizo explotar una grave situación a nivel internacional. Los efectos de esta crisis afectaron, en. mayor o menor medida, a los cinco continentes; siendo los países de mayor nivel industrial los más duramente castigados. Los Estados Unidos de Norteamérica, Alemania o Gran Bretaña con una economía más industrial que la de Francia, donde el peso de lo agrícola seguía siendo definitivo, sufrieron con mayor agudeza los efectos negativos del momento: paro e inflación fundamentalmente. Evidentemente la España de la época no era un país industrializado, de ahí que el impacto de la depresión no. alcanzara las trágicas proporciones a que se llegó en otras parte. Sin embargo, el entorno depresivo afectó a nuestra economía (2). Y en ese entorno se produjo una grave coyuntura económica que, en Cabra, al igual que en otras partes, llevó el hambre a numerosos hogares. La cosecha de aceituna de 1933-1934, base de muchas economías modestas, fue prácticamente nula y las consecuencias fueron el hambre y la necesidad en am- Por José CALVO POYATO plias capas de la población. Aquel invierno la prensa local se hacía eco de la angustiosa situación por la que estaban pasando numerosos egabrenses. Así lo recogía "El Popular" en un artículo titulado: "Hambre" (3). Si las dificultades eran ya una grave realidad en diciembre de 1933 la escalada del hambre fue subiendo peldaños conforme avanzaba 1934. A finales de marzo la situación era calamitosa. Para acudir a su remedio la Acción Católica local con su presidenta a la cabeza decidió la instalación de una Cocina Económica Popular para hacer frente a la situación. Esta iniciativa provocó, pese a lo urgente de la situación, un grave enfrentamiento en el Ayuntamiento. En la sesión plenaria del 14 de marzo de 1934 (4) el alcalde don Francisco Rojas López señalaba que autorizó la organización de la Cocina a la Acción Católica, tras la petición que le formuló un grupo de señoras de esta asociación encabezadas por su presidenta doña Carmen de la Yglesia y Varo. El alcalde además se comprometía a financiar parte de los gastos que se ocasionasen con la suma de cien pesetas diarias. Como hemos apuntado, estas decisiones provocaron las protestas de los concejales socialistas ya que según su particular punto de vista, lo que Acción Católica pretendía era hacer política con el hambre. Ante estas acusaciones. Rojas López, apoyado por otros concejales respondía que la soluciónJdeal para el hambre era el trabajo, pero que ante lo calamitoso de la situación y la escasez de trabajo, la iniciativa de la Acción Católica le parecía adecuada y concedió la colaboración del Ayuntamiento a una empresa que buscaba remediar el hambre que se extendía como una negra capa sobre un número muy amplio de familias egabrenses. Apoyando la postura del alcalde intervino el concejal del partido, radical don José Moreno Cañero (5) quien indicó que el día en que se tomaron aquellas decisiones, que los socialistas criticaban sin ofrecer una alternativa viable al hambre existente, la calle San Martín estaba llena de obreros pidiendo socorros. Tras un fuerte debate donde se puso de manifiesto la gravedad de la situación, existente, la urgencia de socorrer a los necesitados y el trasfondo de enfrentamientos religioso y político que se le quería dar al asunto la corporación ratificó por siete votos a favor y tres en contra (éstos de los concejales socialistas) la decisión adoptada por el alcalde. No sabemos con exactitud los días que funcionó la Cocina Económica, cuya instalación se llevó a efecto en la Plaza Vieja, denominada entonces Fermín Galán. El acuerdo municipal aprobando las decisiones de la alcaldía se produjo el 14 de marzo, lo que nos induce a pensar que el funcionamiento de la Cocina tuvo que iniciarse en una fecha muy próxima a este día. Los vales de la comida, que se distribuía gratuitamente, facilitados a diario y que se extendían también cada día y que hemos podido consultar (6) van ininterrumpidamente desde el 23 de marzo al 26 de abril. Dichos vales, bajo el epígrafe de "Cocina Económica. Cabra" recogían el número de raciones facilitadas así como la cantidad que el Ayuntamiento aportaba para la subvención de las mismas, a razón de 0'075.. pesetas por ración (7). Los vales estaban firmados por la directora de la Cocina y por un representante del Ayuntamiento que daba su conformidad. Gracias a esta documentación podemos conocer el número de raciones distribuidas cada día entre las fechas mencionadas. Las cifras oscilaron a diario, pero su número, salvo contadas fechas en que se dieron más de mil novecientas, siempre rebasó las dos mil y alcanzó su nivel más alto el 12 de abril con dos mil ochocientas trece raciones. La envergadura de estas cifras nos habla claramente de la gravedad de la situación y el miserable estado en que se encontraba mucha gente. Piénsese que el censo de la población egabrense de 1930 daba una cifra de 16.455 personas. Tomando como base este censo, el 12 de abril recibió una ración de comida